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LEYENDAS URBANAS

El pueblo de Matusalén

A nuestro alrededor vemos de forma cotidiana a personas alcanzar edades extremas, antes impensables

Martes, 31 de octubre 2023, 05:30

Igual que la revolución en la esperanza de vida llevó a acuñar el término «cuarta edad» para octogenarios, al superar con creces los 65 años que delimitan el umbral de la tercera edad, se usa el vocablo «supercentenario» para quienes prolongan su vida más allá de 110 años. Solo se nombra lo que existe, y el surgimiento de palabras indica realidades que han aflorado en la sociedad.

La supervivencia se alarga más y más, y trae de la mano retos ineludibles para las administraciones. A nuestro alrededor vemos de forma cotidiana a personas alcanzar edades extremas, antes impensables. El cambio demográfico se está traduciendo en que del alcalde visitando al nuevo centenario en su domicilio, estemos pasando a recepciones conjuntas en el ayuntamiento al grupo de vecinos, cada vez más numeroso, que ha llegado a las tres cifras de vida ese año, muchos de los cuales retienen una lucidez envidiable.

Los últimos datos del INE en 2022 consagran a Castilla y León, Galicia y Aragón como las comunidades con mayor porcentaje de centenarios, un 0,05% frente al 0,03% de media nacional. Y la provincia de Salamanca obtiene un número aún mucho mayor: 0,07%, la cuarta de España y segunda de Castilla y León, tras Soria (primera del país con 0,09%).

La población centenaria charra se ha triplicado en dos décadas. La conocida como «superabuela» de Salamanca, Pilar Yagüe Sánchez, acaba de cumplir 111 años. El INE registra actualmente un récord histórico de 332 salmantinos centenarios, 246 mujeres y 86 hombres, la mayoría en la zona rural. Algunos municipios de la provincia -no solo los que acogen residencias de mayores- consiguen proporciones muy elevadas, dignas de estudio. No hay duda de que más allá de factores genéticos, las mejoras en alimentación e higiene y los avances médicos han contribuido a incrementar la subsistencia. Pero las autoridades tienen mucho margen para favorecer la tendencia: extender la educación para la salud evitando hábitos nocivos y procurar que los centenarios, por mucha edad que tengan, conserven relaciones familiares y sociales y se mantengan activos y con una actitud vital positiva, lo que ralentiza el envejecimiento y aumenta el bienestar.

El patrón de longevidad cada vez más acusada exige afrontarse buscando lograr mayor cantidad de años con la mejor calidad de vida posible. El objetivo no es solo vivir más, también mejor. Hay que tomar conciencia de que este segmento de la población crece rápido: son ciudadanos a tener muy en cuenta, atendiendo a sus necesidades específicas. Vivir cien años ya no es una rareza.

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