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Opinión

Lexit 18

La solución no es coger carretera y manta, replicándose en partidos que a pocos km del límite provincial nadie conoce

Martes, 16 de julio 2024, 05:30

Más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Y el león no es tan fiero como lo pintan. León ha reactivado su agenda independentista, que arrastra un recorrido de años, con desigual fortuna. El lema «Lexit 18» combina el divorcio leonés de Castilla -un neologismo a imagen y semejanza del Brexit- y el número 18, las Comunidades Autónomas con que contaría España si triunfase la reivindicación y se crease una nueva.

Pero el guarismo de la mayoría de edad debería hacer reflexionar con idéntica madurez sobre otros casos recientes de ruptura que no alcanzaron los dorados objetivos esperados. Quienes solemos ir al Reino Unido hemos sido testigos de su deterioro tras su salida de la Unión Europea, y el amargo cambio de opinión de gente que votó en su día la escisión a la ligera, con insuficiente información, llevados por discursos populistas de políticos que frivolizaron este asunto con miras poco confesables.

Uno de los argumentos de las voces autorizadas en León para abandonar la idea castellano y leonesa es que hace más de cuatro décadas esa conformación autonómica no se les consultó y les fue impuesta. Los segovianos tendrían entonces mucho que decir, por su afán expresado inicialmente de navegar en solitario, como comunidad uniprovincial. De lo que se quejan en León es precisamente su actitud hacia las provincias zamorana y salmantina, incluirlas en el proyecto haciendo oídos sordos a que apenas suscita adhesiones en sus poblaciones. La reciente coincidencia de PP y PSOE nacionales en la renovación del CGPJ ha encontrado parangón en la local salmantina de ambas formaciones en el rechazo a la aventura leonesista. Siguiendo al pie de la letra los requisitos que marca la Constitución, aún le queda camino a León hasta alcanzar los mínimos exigidos para optar a la segregación. Pero en el caso de Zamora y Salamanca, ni siquiera se vislumbra en el horizonte.

No es momento de divisiones, sino de sumar fuerzas. El discurso victimista leonés de maltrato añejo no es un elemento singular que esgrimir, pues muchos territorios, en nuestra Comunidad y otras, se duelen de lo mismo. La solución no es coger carretera y manta, replicándose en innumerables circunscripciones minúsculas y partidos que a pocos km del límite provincial nadie conoce: es la unión en objetivos claros, coherentes y bien elaborados, defendidos desde dentro de casa. Estamos tan interconectados en la sociedad actual, que es una entelequia pensar que el progreso de unos no afecta a los demás. Todo lo que nos enzarcemos entre nosotros, dará ventaja a los competidores

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