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En los umbrales navideños, muchas tradiciones retornan en un conservador 'déjà vu' que apenas permite que entren novedades en el consagrado club de la usanza.
Pero cuando nuestro Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad acababa de superar los dos siglos de existencia, le surgió una suerte de competidor que, diez años después, se ha convertido ya en una costumbre de esta época, cuyo agraciado se espera con expectación: el concurso de iluminación navideña de Ferrero Rocher.
Si la Lotería Nacional admite millones de participantes -cualquiera que compre un décimo-, la iniciativa lanzada por la célebre marca de bombones dorados de origen italiano circunscribe sus posibles premiados a municipios que podrían catalogarse de «pueblos con encanto», lo que reduce considerablemente el abanico de competidores. Sin embargo, el certamen cala hondo en el ciudadano de a pie, más allá de los lugareños respectivos: se toma partido, ya sea por pertenecer a la misma Comunidad Autónoma, por raíces familiares o laborales o por pasar allí las vacaciones. Es el triunfo de la democratización de las famosas bolas de chocolate, que si hace unas décadas basaban su publicidad en el mayordomo Ambrosio y las fiestas en la mansión de Isabel Preysler, ahora apelan a lo emocional y llegan a un ámbito cotidiano, alejado de la élite más exclusiva.
En 2013 la primera campaña tuvo un fuerte matiz social. Bajo el nombre «Regala momentos con luz propia», escogió la población turolense de Valderrobres, que llevaba años sin luces de Navidad por destinar la partida a fines sociales. A partir de entonces, la actividad viró hacia el patrimonio de pueblos singulares y su evolución en esta década se ha ido reflejando en cambios de nombre, como «Luce tu pueblo» y el actual «Juntos brillamos más».
Y si no están todos los que son entre los pueblos premiados, indudablemente lo son todos los que están. Este año, La Alberca ha llegado a la final, junto a otras emblemáticas localidades españolas. De hacerse con el galardón prevaleciendo en el voto popular, el municipio salmantino sería el segundo de Castilla y León en obtenerlo, tras la Puebla de Sanabria (aunque entre las candidatas de la actual edición también está El Burgo de Osma). Le supondría un espaldarazo económico al sufragar la marca patrocinadora una iluminación ornamental que en estas fechas implica un importante esfuerzo presupuestario para los municipios, y además un impulso turístico, aumentando su visibilidad con aparición promocional en los medios nacionales sin coste alguno. Maravillas de la Navidad.
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