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EL BESTIARIO

El fielato ferial

Me admiré de que gente muy joven se supiera canciones cantadas por ella, que hicieron bailar a sus padres cuando estos eran adolescentes

Domingo, 10 de septiembre 2023, 05:30

En la jerga taurina, cuando un diestro entra a matar a un toro de pitones afilados y cuernos veletos se dice que tiene ante sí un fielato nada fácil de pasar. Esto lo dice mucho Leopoldo Sánchez Gil, referencia de afición, información y coloquios taurinos. El fielato es cosa de otro tiempo –algunos dirán que como los toros—y era una oficina en las entradas a la ciudad en las que se pagaba una tasa por los productos que entraban para consumo. Hay una reliquia de aquellos fielatos cerca de la plaza de toros y tengo una vieja fotografía de la que estaba junto al Puente Romano. Podríamos decir que hemos pasado el fielato de las fiestas de Salamanca, sus cimas más complicadas, sus días importantes y con éxito de público, al menos. Llenazo total que comenzó en las vísperas del pregón de la doctora María Victoria Marcos, hematóloga, sucesora de los López Borrasca, Jesús San Miguel, el padre Ríos, Agustín Ríos, Consuelo del Cañizo o Dolores Caballero quienes elevaron y mantuvieron la Hematología salmantina a la categoría de referencia mundial con sus equipos. Esto es importante porque hay muchos que quieren venir a Salamanca a aprender y la industria farmacéutica, con sus miles de millones, nos tienen en cuenta, lo cual acredita prestigio. La categoría de la Hematología salmantina ha sido y es excelente. Pensé en esto durante el pregón, que sigue siendo en la Plaza Mayor a mediodía del día de la Virgen de la Vega. Antes la fiesta era el 15 de agosto y sin demasiados devotos, hasta que se pasó a los días feriales de septiembre que estos sí que los tenían. La Iglesia es muy dada a estas superposiciones. Hoy hay muchas más Vegas, lo que demuestra si no más devoción sí más cercanía a la Patrona. El caso es que lo que era feria de Salamanca hoy es la fiesta de la Virgen de la Vega, que desplegó la noche del viernes una pista de baile en la Plaza Mayor muy concurridas gracias a Olvido/Alaska y Mario Vaquerizo. Conocí a Olvido en el Madrid de la «Movida» cuando ella comenzaba a ser un icono de la música y la moda. Luego vinieron los éxitos, la peli con Almodóvar, la televisión y la reinvención que han hecho de ella algo único y seguramente irrepetible. Algunos dicen que es márquetin y a lo mejor tienen razón. Me admiré de que gente muy muy joven se supiera canciones cantadas por ella que hicieron bailar a sus padres cuando estos eran adolescentes. Esta noche canta uno de los grupos de moda en festivales, Arde Bogotá, y dudo de que aquellos padres sepan alguna canción de este grupo favorito de sus hijos.

Las primeras horas de la noche del viernes me pillaron enganchado al Campeonato del Mundo de Rugby, o sea en el pub con una o dos pintas, ahora no recuerdo bien, y rodeado de veteranos del deporte y algunos en activo. Los rugbiers somos muy gremiales porque nos enseñaron el primer día que al compañero no se le deja solo, hay que estar cerca de él, acompañarle vaya donde vaya, y con esta máxima se entiende perfectamente un juego de reglas complicadas y en ocasiones duro, aunque siempre nos gustó presumir de heridas y cicatrices. Me sorprendió ver en el pub a muchos franceses que estudian en Salamanca español, aunque luego caí que en Salamanca enseñamos español todos los días bajo la máxima recordada esta semana por Caetano Veloso de que en castellano todos los sonidos son innegociables, lo que genera a los franceses algunas dificultades con la erre. Ganaron a los todopoderosos All Blacks y de alguna manera me alegré. Hoy juega Escocia y me toca sufrir.

Ya está el ciclo taurino en marcha con todas sus incertidumbres y polémicas. Y sus ausencias. No me refiero a las de aquellos que se caen de los carteles, que siempre los hay, sino a aquellos que un día estuvieron cerca en los tendidos y hoy no están. Gente sabia que visualizaba lo que iba a pasar en cuanto el toro pisaba el albero y pedía guerra o no; gente que te enseñaba y convertía el tendido en un templo del conocimiento, como el Paraninfo. Un altar. La vida te da y te quita, como los toros, han dicho siempre los toreros.

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