Cuestión de capacidad

No me pareció un debate. Un cara a cara sí; en algún momento a cara de perro, aunque nunca tuve la sensación de que uno de los dos fuese a partirle la cara al otro.

Les tengo por personas civilizadas. Y si algo eché de menos es alguien que diese la cara y explicara de dónde salían datos tan dispares, más que nada por los que estábamos al otro lado de la pantalla convocados con nuestros boles de frutos secos, palomitas, alguna tosta y variedad de embutidos para la ocasión.

No aclarar esos datos que cruzaban el espacio acústico a la velocidad de una flecha convertía el encuentro –llámelo cara a cara, o debate, allá usted– en una discusión de cuñados. Pero esto ya es historia, probablemente historia de la televisión con déjeme hablar, eso no es verdad y otras frases que se repitieron como el ajo mal dosificado. Queda mucha campaña por delante y lo que se va dejando atrás tiende a olvidarse, dicen algunos sociólogos que conozco. Es más, muchos ciudadanos deciden su voto a escasos metros de la urna.

Uno estaba sereno el día del encuentro de Sánchez y Feijóo. Por la mañana había paseado por el claustro de la Catedral Vieja pensando en aquellos que se examinaban en la capilla de Santa Bárbara temiendo salir por la Puerta de Carros, bajo la calabaza, o imaginando cómo sacar el dinero para los fastos a los que obligaba el éxito, incluidos toros en la plaza de San Martín.

Y también pensé en lo mucho que hay que trabajarse la inmortalidad a la vista del sepulcro de don Diego de Anaya y Maldonado. Todo esto, créame, serena los ánimos. Unos minutos más tarde, en la capilla de Santa Catalina, la profesora Montserrat Torrent presentaba su nuevo disco con piezas tocadas en los órganos de las catedrales salmantinas, incluido el de Salinas, que según José Luis Dalda, organista y experto, no fue propiamente el de nuestro músico ciego.

Tampoco vamos a pregonarlo mucho. La profesora Torrent tiene 97 años y se sube a los órganos con una agilidad que pasma y los toca con una fortaleza que para mí quisiera dentro de unos pocos años. Lo demostró después de la presentación. Es una histórica del verano salmantino al que venía con Guy Bovet a los cursos de órgano a finales de los setenta, despertando vocaciones, así que podríamos decir que es de casa.

El disco es un homenaje a la música, que es su vida, a la Catedral y sus órganos. La música de órgano en la Catedral abre una vía a otra dimensión, lo mismo que la luz que atraviesa las vidrieras. Tenía a la decana de los organistas españoles delante, con 97 años, y en la memoria esa propuesta empresarial de la jubilación a los setenta y dos años, así que le pregunté.

Respondió que todo es cuestión de capacidad, de la capacidad con la que se llegue. No quisiera verme cara a cara, pensé, con una enfermera de setenta y un años y pulso inestable buscándome la vena, ni ver a un albañil a esa edad encaramándose por los andamios, aunque la Torrent lo haga a los órganos y aún los toque en la gélida catedral salmantina en un marzo frío envuelta en ropa. Dudo de que Montserrat Torrent ocupe algún día tantas páginas y horas de televisión como Tamara Falcó, pero es lo que hay cuando tratamos del talento.

Reconozco que la banda sonora del verano salmantino es espléndida. Un cóctel de orquestas de verbena, órgano catedralicio, jazz y blues, también folclore. Este domingo, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Carmen, se abre el «ferragosto» salmantino, que reúne hasta la fiesta de la Virgen de Agosto los días más cálidos y más festeros. Hoy, con el clima puesto del revés igual hay que revisar ese «ferragosto» lo mismo que se revisan otras.

Por cierto, ni una referencia escuché en el cara a cara sobre el cambio climático. También estos días se ponen del revés la provincia con pueblos llenos de vecinos y jóvenes, y la capital un tanto despoblada. No se debatió mucho, tampoco, de despoblación, vaya, que es algo que por aquí preocupa bastante. ¿Qué podría aportar la Inteligencia Artificial al próximo cara a cara para convertirlo en debate?