Carbayo dixit

Con más conocimiento, fortaleza y canas fue proclamado ayer, sobre las 12:22 horas, Carlos García Carbayo alcalde de Salamanca. Lo de fortaleza también es por la mayoría absoluta. A punto estuvo de dejar sin respiración a más de un concejal propio y extraño con sus palmadas en la espalda tras imponer la medalla municipal. Sólo Fernando Rodríguez respondió a Carbayo con el mismo ímpetu palmero, que se tradujo en un sonido que resonó en el abarrotado salón concejil de recepciones y sacó de la modorra a algún que otro asistente, entre los que había niños. Varios muy pequeños. Espero que intervenga la Fiscalía de Menores. A un lado del salón se encontraban las familias y al otro las autoridades, desde rectores a empresarios, pasando por militares y policía. También se dejaron ver Fernando Castaño y Ana Suárez, de Ciudadanos; la antaño vice municipal me reconoció que echa de menos la acción política y algún clásico de nuestra izquierda me confesó que visto lo visto casi es una bendición la mayoría absoluta del PP, quizá por eso el alcalde manifestó su beligerancia contra la violencia machista, dejando las cosas claras desde el principio. Alguna voz de la izquierda concejil también reivindicó la Igualdad en su promesa, lo que no alteró al secretario de la Corporación, Fernando García, cargado el hombre de papeles, un Código Electoral de kilo y medio, y una naturalidad que descargaba de pompa el acto. Carbayo dibujó una ciudad que se acerca a lo ideal (tecnológica, joven, con oportunidades e igualdad…) en la que lo importante es el bienestar. José Luis Mateos tendió la mano, reivindicó que no se dé un paso atrás en derechos y libertades, porque son también calidad de vida, y pidió trato justo de los gobiernos nacional y regional (supongo). E Ignacio Rivas reclamó reducción de gastos para aliviar cargas fiscales, y trató con desdén la llamada Zona de Bajas Emisiones, que Salamanca no necesita, aunque creo que el mundo en general sí. Supongo que en algún momento los partidos tendrán que reflexionar sobre la abstención, que Rivas denomina desafección ciudadana, pero esta es otra historia. Lo que viene ahora es el reparto de competencias y ponerse a trabajar. Y ahora una confesión, seguramente a la toma de posesión del próximo alcalde ya no lo haga como cronista y tampoco lo hagan como funcionarios otros cuántos que ayer coincidimos. Carbayo será nuestro «último» alcalde.

Concluye hoy el FÁCYL, Festival de las Artes de Castilla y León, que ha tenido gran interés y seguimiento por parte de los salmantinos. Ha quedado claro que todo lo relacionado con la luz nos atrae como a las polillas y si además tiene su punto artístico ya hablamos de fascinación. Esta parte del festival está llamada a ser su fundamento sin olvidar apuestas musicales como las de este año con la música culta de Omar Acosta, la tradicional modernizada de Fetén Fetén, la indie de Sofía Ellar, y la enlatada de Brian Cross y Richi Risco, que han concitado fieles y sobre todo a jóvenes, que son la base para que el festival siga y sea de vanguardia, sin alterar una de nuestras solemnes piedras. Me pregunto si este descubrimiento tendrá su peso en las fiestas de septiembre y cómo se coordinará con el festival Salamanca Río que el alcalde anunció ayer. La semana trae ahora jazz en homenaje a Zacarías González, gran entusiasta del género, y teatro del Siglo de Oro. Creo que en Salamanca deberíamos ver la ópera «Lazarillo» estrenada en Alcalá de Henares, ciudad de la somos familia por Cisneros y su universidad, además de promover las obras teatrales del Siglo de Oro que tienen que ver con Salamanca, dándoles, incluso, otro aire, como en la ópera «Lazarillo». Isabel Bernardo lo hizo con la «Celestina», cuyo huerto ha estado concurridísimo estas horas gracias a la luz de la vanguardia.

Vamos a ver quién lleva Cultura en la nueva Corporación, porque tiene el encargo de Carbayo de trabajar mucho y hacerlo muy bien, aunque antes tiene la obligación de escuchar y escuchar. Carbayo dixit.