Borrar

El final de la Política

Nos ha tocado vivir una era en la que la democracia se devalúa hasta el frentismo entre partidos, en el que lo peor de cada casa parece haber llegado al liderazgo

Lunes, 22 de mayo 2023, 05:00

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche condenó a muerte a Dios por primera vez en su obra «La gaya ciencia», allá por 1882, pero todavía no ha sido ejecutada la sentencia. Ahí sigue Dios, aguantando como un jabato las sucesivas predicciones del final de la fe.

Muy sonada fue también la fúnebre afirmación de Francis Fukuyama, el politólogo estadounidense que en 1992, tras la caída del Muro de Berlín, proclamó el final de la Historia. Dedujo que, una vez tumbado por su propio peso el régimen comunista soviético, no quedaba ya margen para las guerras basadas en la confrontación ideológica y nos encaminábamos a un discurrir de la existencia en paz y prosperidad. Definitivamente, Putin no se ha leído ese libro.

Y años más tarde sería José Luis San Pedro quien, considerando el capitalismo como un sistema agotado, dijo aquello de que «nos encontramos ante el final de la Cultura», prosiguiendo con esta osada tradición del asesinato de los absolutos, que, sin embargo, se empecinan en sobrevivir a los fatales diagnósticos.

En la misma senda, caigo en la cuenta de que yo misma he estado inmersa a menudo en un sentimiento de duelo por lo que podríamos definir como el final de la Política, tan extendido en nuestro tiempo. Nos ha tocado vivir una era en la que la democracia se devalúa hasta el frentismo entre partidos, en el que lo peor de cada casa parece haber llegado al liderazgo y en el que los políticos, carentes de capacidad o voluntad para establecer una relación seria y respetable con sus votantes, apañan la papeleta poniéndoles un piso, algo que hace no mucho significaba el penúltimo paso en el descenso hacia el prostíbulo. O con videojuegos si los votantes son jóvenes, subidas insostenibles de las pensiones si son menos jóvenes, elevando a etarras a las instituciones si son vascos o allanando el camino a los okupas si se trata de votantes inadaptados. Aquel concepto idílico de la política, como foro de intercambio civilizado de ideas para, todos juntos, dar forma a la sociedad en la que libremente queremos vivir, deviene en bodegón: una naturaleza muerta.

Aquel afán por generar inteligentes políticas de vivienda, soluciones de consenso para los conflictos territoriales, un sistema de pensiones a varias generaciones vista, a la par que formación y trabajo para los jóvenes, se ha podrido en la umbría, a la sombra del árbol que más cobija a cada gobierno de turno. Requiescat in pace.

Lloramos la pérdida del debate y porque sólo queda el qué hay de lo mío y la más absoluta falta de respeto por el contribuyente, cuando no un ataque despiadado a formas de vida tan nuestras como la agricultura o a derechos constitucionales consagrados, como el que impide que se nos diferencie o clasifique por nuestro género. Y todo esto envuelto en un maloliente desprecio normalizado de unos por otros, que suele manifestarse en fétidos debates parlamentarios. Me remito a la definición de «político» del Verbolario de nuestro paisano Rodrigo Cortés: «2. Profesional a quien no le importan los asuntos, sino el impacto de los asuntos en la opinión. //3. Brioso dañador del espacio público».

Pero el caso es que, al enfocar con los prismáticos la campaña electoral de Salamanca, tengo la sincera impresión de que nos hemos precipitado al decretar la muerte de la Política. No hay insultos ni espacio para el «y tú más». Predomina la presentación de propuestas en positivo, ofreciendo cada candidato su perspectiva, que sin excepción enriquece el conjunto.

Cuando miro a los coterráneos que han presentado candidaturas, que dan ese paso al frente sin el que la democracia misma no sería posible, aún sabiendo a lo que se exponen, he de reconocer que la Política sigue vivita y coleando, que es hora del retracto y de rendir un modesto homenaje a todos ellos. No la enterremos todavía, no al menos mientras queden salmantinos dispuestos a defender con serenidad sus ideas y seguir haciendo Política.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El final de la Política