Cuando a un preadolescente se le pregunta qué quiere estudiar, la respuesta suele ser: «No lo sé». Cuando a un universitario se le pregunta en qué va a trabajar, la respuesta más frecuente es la misma: «No lo sé». Acaso porque el panorama laboral no es muy alentador, como lo demuestra una tasa de desempleo juvenil que ronda el 26 por ciento (algo más en determinadas regiones). Acaso porque no dispone de suficiente información acerca de las salidas laborales. Y lo que es más lamentable, porque no sabe que en su propio entorno geográfico existen posibilidades de encontrar empleo en el seno de un tejido empresarial tan extenso como desconocido. Nuestros jóvenes graduados tienden a pensar que, una vez concluidos sus estudios, la salida natural es buscarse la vida en Madrid o en el extranjero.
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Son muchos los tópicos que hay que desmontar. Hace unas décadas, primaba la sensación de que la universidad era una fábrica de parados. Proporcionaba un título y, con él bajo el brazo, cada uno se las apañaba como podía. La situación ahora es muy diferente. El crecimiento integral de la persona está asociado a la formación que se imparte en las universidades. Es innegable que las nuevas tecnologías digitales constituyen un poderoso instrumento de ayuda a la hora de compartir experiencias. Se aprende a lo largo de toda la vida y, al mismo tiempo, se es consciente de la importancia de la cultura del trabajo en un momento en el que, paradójicamente, los empresarios se lamentan de las dificultades que encuentran a la hora de contratar personas dispuestas a trabajar.
El pasado fin de semana tuvo lugar en Salamanca un encuentro novedoso. Con el lema «Unidos por el talento» y en el marco de Empresas Amigas Alumni-USAL, se reunieron un centenar de directivos, empresarios y organizaciones sin ánimo de lucro de Salamanca, Ávila y Zamora bajo los auspicios de la propia Asociación de Antiguos Alumnos, la Fundación General de la Universidad y el Servicio de Inserción Profesional, Prácticas y Empleo, con el fin de generar una comunidad activa que fortalezca la conexión con el mundo empresarial. Esta iniciativa contó con el respaldo de la consejera de Educación, de la directora general de Universidades, del Ayuntamiento, Diputación, Cámaras de Comercio y otras entidades, en un afán común por abordar conjuntamente las ventajas y beneficios de esa fructífera simbiosis de intereses. Así, la universidad y las empresas se beneficiarán mutuamente al estar unidas por la retención de talento y ofrecerán nuevas oportunidades a nuestros estudiantes. Por otra parte, ayer Alumni premió la excelencia académica de graduados y doctores con seis galardones impulsados por generosos mecenas que prestan su apoyo y se sienten vinculados a la comunidad global de la Universidad de Salamanca.
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