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CHURRAS Y MERINAS

Nemo me impune lacessit

La tan repentina como inesperada convocatoria de elecciones me hizo pensar en un enorme cabreo del presidente convocante

Domingo, 18 de junio 2023, 05:00

«Nadie me ofende impunemente», reza el lema del escudo de armas de Escocia. Esta misma expresión latina la encontramos, por ejemplo, en Edgar Allan Poe como divisa del personaje que, ofendido, fraguaba venganza en «El barril de amontillado». La tan repentina como inesperada convocatoria de elecciones me hizo pensar en un enorme cabreo del presidente convocante. Como si le hubiera costado trabajo asimilar la realidad de una derrota de la que no se consideraba acreedor. Eso no se me hace, pensaría apretando la mandíbula y echando mano del teléfono. Esta humillación no va a quedar impune. Os vais a enterar cuando os jorobe las vacaciones. Y dicho y hecho. Legal, pero no decente. Podía haber sido peor. Podía haber llamado a las urnas a mediados de agosto. Agradezcamos que solo el treinta por ciento de la población esté «vacante» en esas fechas de juliembre.

Me viene a la mente Maquiavelo cuando escribía que el auténtico estadista debe estar preparado para tomar las decisiones adecuadas en el momento apropiado, aunque en este caso nunca sabremos si el momento fue el propio de un calentón iracundo o si la decisión estaba previamente calculada a expensas de los resultados que salieran de las urnas el 28 de mayo. En otras palabras, sobrevuela la duda de si, siguiendo a Maquiavelo, decidió Sánchez aunar la astucia de la serpiente y la inocencia de la paloma o si, por el contrario, hizo una vez más el típico ejercicio cínico del poder en aras de un elemental pragmatismo.

Para mí tengo que a medida que vayan apretando los calores, una vez desaparecido el rosario de chubascos, trombas y tormentas de las últimas semanas, el personal se va a ir encorajinando cada vez más al ver en peligro una parte de sus bien ganadas vacaciones. Unos porque les tocará pasarse la jornada del 23 ante la mesa electoral echando de menos la siesta bajo la fresca sombra de un fresno o en la hamaca playera junto al chiringuito de la sangría. Otros porque, si no acuden al voto por correo, se verán obligados a viajar cientos de kilómetros para cumplir con su deber ciudadano.

A medida que pasan los días se observa cómo se encrespan las declaraciones y los discursos de quienes buscan a la desesperada un hueco en las listas para no ir al paro. No irán, no. Siempre habrá observatorios, fundaciones y otras gabelas para recompensar a quienes perdieron su puesto en las bancadas autonómicas o en la cámara nacional. Nunca faltará una manta bajo la que cobijarse del frío que puede hacer sin el vehículo oficial, dietas y comilonas, cuando el chófer abría la portezuela cada mañana. Eran días de vino y rosas. La flor de la canela, vamos. Ahora toca otra vez batirse el cobre para rascar votos, pero sin fiarse demasiado. No vaya a ser que estemos ya pringando sin tener listo el asado.

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