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CHURRAS Y MERINAS

Desperdicio de talento

La cruda realidad es que en España cada vez hay menos talento disponible, sin que las causas se analicen con rigor

Domingo, 18 de febrero 2024, 05:30

Salamanca, con sus dos universidades y su gran prestigio educativo, es cuna del talento. Los alumnos y exalumnos llevan por todo el mundo esa marca imborrable que en su día obtuvieron en las aulas. De ahí que la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Salamanca (Alumni-Usal) trate de captar estudiantes y talento en los cinco continentes y atraerlos a Salamanca. Este es uno de los objetivos en los que mayor empeño despliega y más recursos humanos invierte la Asociación. «Unidos por el talento», que así es como se denomina el proyecto, aspira, junto con la Fundación General de la Universidad, a sumar empresas, instituciones y organizaciones sin ánimo de lucro en un proyecto en el que los ejes fundamentales sean la formación, la empleabilidad, el emprendimiento y la transferencia y, en última instancia, crear un «plus» de valor tanto para la universidad como para los agentes involucrados.

Como recuerda Antonio Arias, antiguo gerente de esta universidad, en un reciente artículo («Perdiendo la batalla del talento»), en España se nos va el talento a raudales. Las cifras lo demuestran de manera concluyente. En 2022 salieron de nuestro país 425.000 personas, según las estadísticas, y casi un 30 por ciento estaba en posesión de algún título superior. Todo un derroche de oportunidades perdidas que se van al Reino Unido o a los países de la Unión Europea. Citando a la Fundación BBVA, entre 2000 y 2018 España perdió un 16 % de capital humano, lo cual revierte en una pérdida económica, todo un lujo que alegremente nos permitimos dilapidar.

La cruda realidad es que en España cada vez hay menos talento disponible, sin que las causas –que son muchas y variadas— se analicen con rigor; y, lo que es más preocupante todavía, sin que a los poderes públicos esa sangría parezca preocuparles mucho. Al menos, no se ponen los remedios para que nuestro sector productivo se enriquezca con las aportaciones de tanta gente bien formada y con ganas de trabajar a cambio de un salario que permita vivir con dignidad. Cierto que en la juventud hay un considerable componente de aventura, de probar fortuna en otros pagos, de conocer otras culturas y practicar idiomas, pero a un buen número de esos emigrantes «talentosos» les gustaría retornar antes o después a su tierra, vivir en ella, ganarse la vida y hacerla progresar. Nuestra juventud tiene cauces para formarse, pero no suficientes como para desarrollar esa formación que, dicho sea de paso, pagamos todos y luego rinde beneficios en otro lugar.

Puede que haya mucho genio, o muchas personas que se creen genios. A lo mejor es que no tenemos todavía claro en qué se diferencia el genio del talento. En este caso, Ramón y Cajal viene a darnos la respuesta: «El talento es la facilidad, y el genio, la novedad».

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