¡Esto es Bollywood!

Salamanca anduvo revuelta esta semana por mor de las gentes del cine, con sus efectos especiales, vehículos a toda mecha, cientos de figurantes y demás parafernalia propia del llamado séptimo arte. Todo ello ha alborotado el centro de la ciudad y zonas aledañas, despertando curiosidad en unos, cabreo en otros y frustración en las riadas de turistas que no pudieron contemplar la Plaza. Parece ser que los comerciantes del recinto percibieron estipendios por el lucro cesante al tener que cerrar en determinados momentos del día. Ignoro si por las noches los miembros del equipo cinematográfico compensarían con sus consumiciones las menguadas cajas de los hosteleros, porque actores y técnicos iniciaban sus trabajos al amanecer, y me temo que a esas horas solo podrían degustar los churros recién hechos o el desayuno en los hoteles respectivos.

Dicen los afectados que la Plaza estuvo cerrada a cal y canto para que nadie pudiera observar los entresijos del mistérico rodaje. Supongo que desde las balconadas los inquilinos echarían un vistazo a hurtadillas para atisbar una parte del aparato desplegado, así como los secretos de la maquinaria movilizadora de tan polémico espectáculo. Sea como fuere, Salamanca lucirá dentro de unos meses ante los asombrados ojos de miles de espectadores allá en el subcontinente indio.

Nada es gratis. Existe en el Ayuntamiento un departamento dedicado a la promoción fílmica de la ciudad. Quiero pensar que tendrá sus tarifas actualizadas para cubrir tanto el vedado del ágora salmantina como los despliegues de la policía local y las horas extra de otros servicios municipales. La pregunta es si los inconvenientes compensan a corto plazo tras valorar los dineros que han entrado en Salamanca a causa de este rodaje. Sabemos que ciudades como Nueva York, Venecia, París y otras muchas hacen buena caja con este tipo de actividades.

Salamanca ha sido escenario de películas que dieron la vuelta al mundo. Unas mejores y otras no tanto. De esto sabe mucho Ignacio Francia, que en su día escribió un voluminoso tomo sobre Salamanca en el cine. Hay películas como Un verano en Salamanca, con la que nos siguen castigando en la tele a cada poco. Tuno negro está ya, por fortuna, olvidada. Incluso ha habido una cinta (En el punto de mira) con una Plaza Mayor era de mentirijillas. En la de Amenábar sobre Unamuno, en cambio, todos los lugares retratados formaban parte de la más pura realidad urbana.

En el caso que nos ocupa, ni a mí ni al frutero del barrio Garrido nos va a afectar económicamente, porque los posibles beneficios pertenecen al ámbito de los llamados «intangibles». Pero nunca se sabe cómo repercutirá a la larga este producto del otrora colorido y musical Bollywood de Bombay, ahora sujeto a tan dispares opiniones en nuestra ciudad.