Secciones
Destacamos
Una parte de mí sintió mucha envidia al ver ayer a Jesús Calleja ayer saliendo de la cápsula espacial en ese secarral de no sé qué zona desértica estadounidense donde les hicieron aterrizar. Seguramente fue la misma parte de mí que siendo crío ya coleccionaba con ilusión los cromos sobre el viaje a la Luna de las misiones Apolo, y también exactamente la misma que me ha alimentado desde entonces la pasión por las cosas de la investigación espacial, sin importar lo que estuviera haciendo yo en la Tierra.
Sé bien que estos espectáculos como los que ayer nos sirvieron en directo, promovidos por la iniciativa privada y protagonizados por gente (muy) pudiente, tienen mucho de alarde tecnológico y bastante menos de altruísmo, pero la presencia del aventurero y presentador televisivo en un cohete habrá despertado la empatía en los españoles que le conocemos de verle por la tele con su campechanía leonesa.
Llegar a la Luna ha sido el sueño de mucha gente, desde Julio Verne a Jeff Bezos, el dueño de Amazon, del Washington Post y de Blue Origin, el gigante aeronáutico que organizaba la expedición vertical de ayer. Hijo adoptivo del cubano Miguel Ángel Bezos, al bueno de Jeff aun se le recuerda en la localidad vallisoletana de Villafrechós cuando apareció en 2011 con siete guardaespaldas y unos cuantos coches de lujo. Fue casi como un «Bienvenido Mister Bezos», solo que éste apareció en el pueblo sin avisar. Cuentan que comieron en el restaurante 'El Baluarte', hoy ya cerrado, visitaron el cementerio y buscaron vecinos apellidados Bezos indagando posibles parentescos. Y adiós.
El padre del magnate se paseó dos años después por Valladolid, donde fue condecorado por el ex ministro de Cultura Jose Ignacio Wert, y desde entonces poco más han sabido por tierras pucelanas del Bezos rico. Mientras sus continuas iniciativas empresariales le han situado cada año en el podium de los más ricos del planeta para la revista Forbes, en Villafrechós se hicieron ilusiones: prepararon un proyecto de desarrollo para el pueblo e invitaron al empresario a conectarse con sus orígenes invirtiendo un cantidad respetable de dinero que sacase del ostracismo la pequeña localidad vallisoletana. El nombre del proyecto no podia ser otro que «Bezos Origin».
Al igual que Mister Marshall pasó de largo por Villar del Río en la película de Berlanga, el padre cubano respondió con no poco desinterés a la propuesta de los vecinos de Villafrechós, que conviene recordar en esta parte del relato que es el pueblo donde nació su padre adoptivo don Salvador Bezos. Y el mensaje cayó como caería un jarro de agua fría en un día gélido de invierno en la Tierra de Campos: «Proyectos como estos tengo todos los días sobre la mesa», vino a decirles el buen señor.
Ha querido la casualidad de que el primer español que se convierte en turista espacial ha sido otro representante de Castilla y León, dato que a buen seguro ignorará Jeff Bezos y toda la cadena de subordinados que le podrían conectar con el bueno de Calleja. Y si nos ponemos a buscar más casualidades, resulta que también son leoneses los astronautas Pablo Álvarez y Sara García, seleccionados por la Agencia Espacial Europea para e equipo que viajará a la Luna y Marte. Pero esta casualidad espacial vale de poco a los 500 decepcionados habitantes de Villafrechós, que creyeron un día en la generosidad del primo lejano americano. Como dijo Goyita, 78 años, esposa de Fidencio Bezos: «Este buscaba un título de conde o de duque, porque eso da mucho prestigio en Estados Unidos. Si lo hubiera encontrado se desarma, pero como no había, no ha querido saber nada».
Ahí lo llevas, Jeff. Tú sabrás mucho de paquetes y de cohetes, pero esto es sabiduría popular. Te calaron.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.