El calendario nos depara hoy el inicio del Debate sobre el estado de la Comunidad y pega el viento de cola para el que se somete a esta particular EBAU del final de curso político en Castilla y León. Los avatares electorales y los devaneos de sus rivales a nivel nacional colocan a Alfonso Fernández Mañueco en una situación inusualmente cómoda para recibir las embestidas de la oposición en las Cortes.

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Los resultados de los comicios europeos, con el apoyo de un 45 % del electorado en la comunidad son el colchón viscoelástico que permite al salmantino dormir a pierna suelta. Ha cumplido con el PP y con Feijoó, con margen para poder pavonearse en esas peleas de gallos en las que se han convertido las ejecutivas de los grandes partidos. Ha regresado el cliché de Castilla y León como el 'granero de votos' del Partido Popular y eso ha permitido a Mañueco escalar algún puesto entre las baronías de los populares.

El PSOE tiene argumentos para la crítica en este debate, como la situación sanitaria por la falta de profesionales, pero todos los ataques que lancen Tudanca y compañía tendrán una réplica evidente: Pedro Sánchez. Si la acción del presidente del Gobierno ha sido el argumento principal del PP regional en cinco años, más ahora que tienen a mano la Ley de Amnistía o la condonación de la deuda a Cataluña con su 'financiación singular'. Comodines con los que poder armar una jugada ganadora sin apenas cartas. Cada vez que los socialistas argumenten la falta de inversión, los recortes en los servicios o, uno de sus favoritos, el giro a la extrema derecha del gobierno regional, Mañueco apelará a las cesiones a los socios de Sánchez en el Congreso. Nunca antes hubo una réplica tan sencilla y efectiva.

Tanto sopla el viento a favor del presidente de la Junta que estos días no tendrá sentado a su derecha, literal e ideológica, a su agitador particular, al número dos del ejecutivo. Juan García-Gallardo sigue disfrutando de la baja de paternidad y sólo puede destilar su capacidad de provocar incendios a través de las redes sociales. Y no será porque no lo intente, lo último con la llegada de migrantes subsaharianos a León, aunque el de VOX ya no tiene ni el mismo altavoz ni el mismo apoyo del partido en sus particulares cruzadas. Con el principal partido de la oposición comprometido y el socio anestesiado, este debate nos dejará los ramalazos dialécticos de Francisco Igea y poco más. Apenas una brisa de verano para un Mañueco con el viento a favor.

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