Bien sabe todo jugador de mus que el rival que abusa del órdago a la chica acaba en la cazuela. Los naipes y el tapete encierran una sabiduría sideral, capaz de desmadejar e ilustrar todo tipo de situación sin necesidad de sesudos análisis, y la amenaza que Vox ha lanzado al PP de romper los acuerdos de gobierno que mantienen en comunidades como Castilla y León es un farol de los que ve un tuerto con miopía. De entrada, porque no hay casi nada que ganar y mucho que perder. Si Vox rompe, el que gana es el PP, que lleva mano a la grande, a los pares y con la treintaiuna de mano. Juego, set y partido, por cambiar de disciplina.

Publicidad

Tan cosmética es esa amenaza, que cada vez que Abascal se envalentona en su desafío se acelera el ritmo cardiaco de los cargos de Vox en la comunidad. Entre ellos mismos se preguntan si tendrá algún atisbo de verdad y, por ende, si hay opciones de que se rompa la cuerda que tantas tensiones ha soportado ya en Castilla y León. Y tiemblan de pensar que se les acaban sus jugosas nóminas por un pulso político que se disputa de M-30 hacia dentro. ¿Dónde van a ir los Pollán's Boys para embolsarse hasta 100.000€ al año? Ni en sus mejores sueños.

Otra evidencia del órdago a la chica. Si Vox tuviera alguna voluntad de complicar a los populares esta semana tenía una inmejorable oportunidad con la comparecencia de Gallardo en las Cortes. Pero el vicepresidente se ha comportado como un manso gatico. Solo le ha faltado que Mañueco le pasara la mano por el lomo para terminar ronroneando mientras lame un terrón de azúcar. Se ha pasado Gallardo las 16 semanas de su baja por paternidad calentando el ambiente, el tuitero y el electoral, lanzando mensajes xenófobos y racistas entre pañal y pañal para regresar con un discurso anestesiado y acomodado para que todo siga igual. Diría incluso que ese texto ha pasado el filtro 'popular' para eliminar potenciales conflictos. Ni rastro del protocolo fantasma del aborto o de la Ley de Violencia de Intrafamiliar, asuntos que estos años han sometido a prueba las costuras del matrimonio PP-Vox en el gobierno regional.

Así que hoy, cuando se celebre la reunión entre Ministerio y autonomías para repartir a los migrantes, Isabel Blanco, la consejera de Familia, cargo de peso en el PP regional, irá con la suficiencia y la tranquilidad que otorga saber con certeza que llevas una mano ganadora. Al menos, en la partida con Vox. Lo de Pedro Sánchez es más de sudoku.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad