No hace falta que paren las rotativas. Frenen su entusiasmo. El debate sobre el Estado de la Comunidad que nos hemos merendado en las Cortes engrosa ya la larga lista de jornadas intrascendentes de la historia política de Castilla y León. Pobres periodistas buscando algún titular que invite a los lectores a gastar su tiempo entre discursos y réplicas. Se cumplió el guion de principio a fin. Ni un anuncio que llevarse al estómago ni un golpe de efecto que hiciera levantar la mirada. Una oferta de diálogo con la boca pequeña y poco más. Nada nuevo.
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Tan condicionado estaba el socialista Tudanca de que no le acusaran de marcarse 'un Oscar Puente' que hasta se ha echado de menos más mordiente en su cara a cara con Mañueco. Nada que no escuchemos cada dos semanas en la cámara regional, donde el más listo fue el que aprovechó para dormir la siesta durante unos minutos. Será por la edad. Hay foto.
El líder socialista tiene un mantra para estirar toda la legislatura: el PP gobierna gracias a Vox. Irrebatible. Pero por mucho que retuerza esta obviedad, que tan rentable le ha salido a su partido en las últimas elecciones del 23J, se echa de menos un altavoz más contundente sobre los problemas, vivos y reales, que tienen los ciudadanos de la comunidad. Una oposición con alternativas. Y eso que mejoró en la contrarréplica.
Tan conocido es el discurso del PSOE regional que a Mañueco le valía con la réplica escrita. Tan cómodo como el Madrid en el Bernabéu. Ya no sólo encajaba los golpes, se permitía también lanzar algún directo. Y no será porque su matrimonio de conveniencia con Vox no haya ofrecido material suficiente como para repartir leña al ejecutivo. Aunque los 'García-Gallardo boys' estén últimamente anestesiados por los últimos resultados electorales sus aventuras dialécticas han colocado a Castilla y León en una situación muy comprometida demasiadas veces ya.
En el balance más egoísta de la jornada en las Cortes no tengo duda que lo mejor fue el menú de la cafetería, garbanzos con calamares y tarta casera incluida. Y eso que nos les pagan las nóminas. Ellos ofrecieron un bocado más jugoso que cualquiera de los que intervino en la cámara. Por no hablar de la salida de tono de Pablo Fernández, echado al monte para emular el devenir de su partido, de Podemos. Resumió el debate diciendo que Mañueco 'se ha comido un tripi'. Hasta en eso, en sus pasadas de frenada, este debate nos confirmó que no hay nada nuevo bajo el sol.
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