Está la política regional como un domingo con entrada VIP en PortAventura. Montaña rusa arriba y abajo, sin descanso. Un día se da por hecho que en Castilla y León habrá convocatoria electoral adelantada y al siguiente se porfía en que la legislatura se agotará hasta el último de sus estertores. Son muchos vaivenes los que generan este mareo electoral y no todos emanan de nuestra política más doméstica.
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Las alarmas sonaron de nuevo cuando Mañueco pilló fuera de juego a todos al adelantar la convocatoria del debate sobre el estado de la Comunidad. Tan solo dos semanas de margen. Un plazo que evidencia que la idea estaba ya en el cronograma de los populares y que atornilla, añade una dosis extra de presión, a sus rivales políticos. De entrada, sitúa al PSOE en la encrucijada de aparcar su pretendida transición tranquila en las Cortes. O se aceleran los plazos para sustituir a Luis Tudanca y su núcleo duro o no podrán evitar nuevas referencias a la famosa bicefalia que tanto desgastó a los socialistas de la comunidad en etapas pretéritas. Papeleta para Carlos Martínez, que esta semana se ha salido por la tangente con uno de los clásicos: la exigencia de elecciones anticipadas. Y lo que es más rocambolesco: la propuesta al PP para que gobierne la lista más votada. Un órdago sin pares ni juego.
Es hasta entrañable el cuajo que tienen todos los políticos cuando tiran de este comodín de dejar gobernar a la lista más votada. Lo hacen con una intención quirúrgica, pensando sólo en su propio contexto, interés y estrategia, sin mirar mucho más allá. ¿O no se ha dado cuenta de que, de aplicarse esta propuesta suya, Pedro Sánchez no podría seguir en La Moncloa? Sonrojante, cuando menos. El PSOE se ha quedado sin socios con los que Sumar en las Cortes y busca una carambola imposible.
Ese anuncio de Mañueco, lo del debate general, también le ha pillado a VOX en mitad de una crisis de liderazgo. Andan deshojando su particular margarita entre Carlos Pollán y David Hierro, buscando candidato al mismo tiempo que capean los palos por su posición filo-trumpista. El contexto es muy propicio para el PP e invita a Mañueco a apretar el botón rojo electoral, pero también los populares cabalgan sus propias contradicciones personificadas en Mazón, el enésimo síntoma de la debilidad de Feijóo y un lastre para todo el partido. Con tanta montaña rusa unas elecciones nos podrían colocar en 2019, con el PP necesitado de VOX, y ya dicen que en esta tierra que para ese viaje...
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