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¡Adiós, Gallardo; adiós!

Miércoles, 5 de febrero 2025, 05:30

Esto sí que no me lo esperaba. Por muy volátil que sea la política actual no vi venir que Juan García-Gallardo sería el siguiente a tachar en la lista de bajas del parlamento autonómico. El otrora vicepresidente pirómano de la Junta renuncia a sus cargos en VOX y se calza la toga para ejercer en el bufete de la familia en el que tenía asignada una golosa retribución.

Dice adiós dejando como rédito político una larga lista de salidas de tono que sólo cosecharon que toda España supiera que en Castilla y León teníamos un vicepresidente bocachancla. Recuerdo el protocolo antiaborto, las 'mujeres desalmadas', los migrantes que llegan 'en edad militar' o algunos gestos de dudosa naturaleza dirigidos a la bancada del PSOE. No se le puede negar al joven político burgalés su capacidad incendiaria. Bien lo sabe Mañueco, al que puso en aprietos en más de una ocasión antes de que los de Abascal pegaran la espantada del gobierno regional, un sapo que se tragó Gallardo y cuya indigestión le ha llegado estos días. Pasó de ser el vicepresidente NI-NI (ni competencias ni responsabilidades) a un portavoz raso de la oposición. Eso sí, a más de 100.000 € al año.

Dos años y medio ha durado el nuevo adalid de la política patria. Llegaba con sus Gallardo's Boys para cambiar el mundo y se marcha sin haber cambiado nada salvo su cuenta bancaria; rendido ante las dinámicas de partido que también amenazan con dinamitar a VOX desde dentro. Se va enfadado y lo hace señalando directamente a su idolatrado Santiago Abascal, que ha mutado de héroe a villano, de ser la reencarnación del Cid Campeador a derivar en una suerte de dictador que no tolera la crítica interna. El detonante final de este adiós parece ser la expulsión de los dos procuradores díscolos (uno de ellos, el salmantino Javier Teira) a los que han sentenciado por exigir más democracia interna. ¿A quién se le ocurre?

Él, uno de los más fieles de la guardia pretoriana del emperador Abascal ha terminado acuchillado por los suyos, esos que ahora le sucederán y que llevan muchos meses de intrigas cortesanas. Siempre se vendió como un político valiente pero nunca se atrevió a concederme una entrevista, y no será por peticiones. Ya ven, como dijo un veterano de este mundillo, algunos políticos no asumen que ellos son los eventuales de este circo. Su tiempo es efímero, aunque en este caso no puede negarse que también ha sido intenso. ¡Adiós, Gallardo; adiós!

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