Borrar
A MIL PASOS

El último wasap

Aunque coleccionemos teléfonos, nunca falta esa inquietud al descargar la copia de seguridad por si esas palabras siguen ahí

Jueves, 26 de octubre 2023, 05:30

Según parece, la semana pasada vivimos el día que más ha llovido sobre Salamanca en décadas. Así pasará a los registros oficiales, mientras que a mi humilde historia personal lo hará, además, por una pequeña anécdota asociada. Volvía en coche con mi compañero Guille de una cobertura en la que, entre otras cosas, habíamos tratado las precauciones por la borrasca que nos sacudía. Yo iba, asiento de copiloto, despreocupado de la carretera. Aprovechando para intercambiar algún mensaje. De repente, me vi sacudido al tomar la rotonda de La Aldehuela. No llegaría a dos segundos, vértigo absoluto y luego nada, vuelta a la normalidad. El hidroplaneo. Muy, muy leve, pero el famoso aquaplaning.

Mutuo reconocimiento visual: ilesos. Elogié los reflejos de mi compañero para recuperar el control y seguimos. Y volví a reparar en el móvil que llevaba en la mano. El recién enviado mensaje en una conversación de ráfagas rápidas sobre la actualidad que se cerraba con una maldad de mi parte sobre cierto líder político.

Pasado el susto y con mi tendencia natural a la tragedia imaginé que no hubiéramos tenido tanta suerte y que nos hubiéramos empotrado contra cualquier cosa y que esa estupidez recién escrita fuera mi último mensaje en el mundo.

De una manera absurda, me asaltó la vergüenza hipotética de pensar en el agente que le entregara a mis deudos mis objetos personales. ¿Se sabe qué iba haciendo? Sí, wasapeaba bromas tontas sobre un señor de un partido.

Siempre he sostenido que la prueba de ver publicadas conversaciones privadas de WhatsApp no la superaría nadie. Quién más quién menos tiene un mal día y se deja llevar por el clima de confianza y de supuesta impunidad de lo que se escribe. Al mismo tiempo, y con excepción de esos momentos de venirse arriba, lo cierto es que también nuestros mensajes dicen más de nosotros de lo que pensamos.

Seguro que les ha pasado. Resistirse a borrar conversaciones mantenidas con esa persona que nos falta. Aunque pasen años y vayamos coleccionando nuevos modelos de teléfono, nunca falta esa inquietud al descargar la copia de seguridad por si esas palabras siguen ahí.

Incluso por si ese número sigue en la agenda, aunque muy posiblemente la compañía ya lo haya entregado a otro usuario.

Atesoramos esas últimas palabras que guardan el olor de a quien quisimos y se fue. Y aunque la lectura sepa un poco a sal, a veces aferrarse a ella con el móvil en las manos vale por cualquier visita al cementerio.

Y no importa que no haya poesía, si, quizá, solo nos pedía acordarnos de comprar el pan o que se iba a retrasar cinco minutos. Ahí queda su respiración, su manera de hablar. Su caligrafía en los renglones del tiempo.

A veces no estaría de más repetir a quien nos importa las cosas importantes. Gracias. Te quiero. Te admiro. Nunca sabemos cuándo llega el último wasap.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El último wasap