Podía haber sido «guerra» (y nunca faltan motivos), «ultrafalso» (otra amenaza de la Inteligencia Artificial) e incluso «amnistía» (ese rotundo no que acabó siendo un aún más rotundo sí). Pero ha sido una palabra que en realidad las contiene a todas: «polarizar». Es la que la Fundéu corona reina del 2023 y como diagnóstico es impecable.

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Porque polarizar era un término científico que ha pasado a describir un fenómeno sociológico de confrontación, crispación y aliento de búsqueda de un rebaño de mucho asentir y poco disentir. Y lo natural es que acabe siendo un concepto médico. Porque el habla no solo define, sino que construye la realidad y la polarización es ya una enfermedad que algunos se han esforzado en inocularnos y de la que nos va a costar salir.

En Salamanca, ciudad tranquila, el año acababa con dos peleas grupales que se suman a una retahíla de reyertas, agresiones y tumultos que han crecido casi el 30% en apenas 12 meses y que han dejado a menudo sobre el suelo manchurrones de sangre y algún susto más que serio.

Discernir las causas siempre es muy complejo, pero aseguran los expertos que mucha culpa de esta violencia física la tiene la violencia latente que se respira en la sociedad. Un al enemigo ni agua, un todo vale permanente porque lo otro, el otro, siempre será peor, que nos está llevando al borde del abismo.

¿Cómo hay que estar de la cabeza para ir a comerse las uvas a Ferraz y pasar la Nochevieja usando a un muñeco-Sánchez como piñata? No sé si esa gente saluda o no en el portal. Quizá hasta el 30 de diciembre eran normales, antes de dejarse arrastrar por el odio y la sinrazón, algo de lo que todos llevamos pequeñas negras dosis en el corazón.

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¿Y para negar la violencia de género o el cambio climático? ¿Para negar derechos al colectivo LGTBI? ¿Para jurar que España es una dictadura? Pues todo tiene su reverso basado en el y tú más.

¿Alguien en su sano juicio puede jalear a un asesino terrorista? ¿Mirar para otro lado si la corrupción es de uno de los 'míos' o me viene bien a mí? ¿Creerse mejor que otro por haber nacido a un lado de una raya imaginaria? ¿Son machistas y franquistas todos los jueces?

Así desde el último en apuntarse a las juventudes políticas con el apellido que quieran hasta los más altos responsables.

Nadie ha empezado, siempre fue el otro que lo hizo más y peor, pero todo el mundo se suma a la ceremonia de la crispación con entusiasmo. Pensemos en el célebre Cachitos (TVE), otrora refugio canallita más o menos transversal y hoy otra trinchera más.

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No sé si estamos a tiempo de curarnos, pero estamos gravemente enfermos de polarización. Y no es casual ni accidental. Hay quien ha trabajado mucho por ella. Antes esa gente estaba en los bordes, en las barras de los bares, hoy lo ocupan todo. Cuanto menos pensemos, cuanto menor sea el esfuerzo de concordia y encuentro, más ganan ellos.

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