El verano es, para quien tiene esa suerte, periodo de desconexión, pero también puede emplearse el tiempo en reflexionar nuevas ideas de cara al próximo curso. Salamanca, lo sabemos, vive un periodo de bonanza turística, de récord en récord, pero nunca está de más renovarse. Y dado que el Ayuntamiento está siempre ojo avizor ante posibles nuevos productos que diversifiquen la visita y la llenen de emoción, fruto de la observación personal me permito realizar algunas sugerencias sobre el particular. Porque, aunque a fuerza de verlo repetirse quizá no le demos la importancia que merece, tenemos «tradiciones» directamente emparentadas con algunas de las fiestas turísticas de la mayor resonancia.

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A menudo me he preguntado qué habría que hacer para que los viandantes no transiten debajo del Puente del Soto. Quizá colocar sendos francotiradores desde el pretil apuntando en cada dirección para reforzar la señal de 'prohibido peatones', la falta de acera o el bordillo levantado a casi medio metro. Mientras tanto, tan arraigado rito puede ser todo un espectáculo. Particularmente cuando pasa un autobús y el indebido peatón debe correr esquivando barros y rebordes o pegarse a la pared. Si se da la circunstancia de que es un grupo y que alguno, por ejemplo, lleve carrito de la compra, el vértigo da para reírse de la curva de Estafeta. Esto bien promocionado te llena el puente cada vez que pase la línea 3. Solo hay que esperar un Hemingway inspirado que se lo cuente a los americanos y ya veo las colas en Arroyo de Santo Domingo.

Ojo que igual es una forma de sacar a los turistas de la Rúa. Otra idea para diversificar la oferta puede llevarnos a Garrido para disfrutar de una atávica usanza estival que consiste en acudir una media hora antes de la apertura de la piscina municipal, coger sitio en la puerta y luego, con una habilidad extrema, sortear torno y accesos para hacerse con el mejor lugar bajo el sol. ¿Han visto el célebre Palio de Siena en el que las contradas (barrios) de la ciudad se enfrentan en un recorrido alrededor de la plaza del Campo? Pues un juego de niños al lado de coger ese punto exacto entre un árbol y el vaso mediano donde pasar la mañana.

Se podrían habilitar unas lanzaderas hasta Garrido desde el punto de recepción de la plaza del Mercado Viejo y así de paso se le da un uso. Salamanca tiene mucho y muy bueno, pero nunca está de más agitar el árbol. Y las opciones son ilimitadas. Que no se me olviden esos camiones y furgonetas de reparto bajando a velocidad de asalto comanche entre bancos, farolas y parterres de una calle peatonal. Pero en el fondo todo da un poco igual, la mayor gansada nos puede parecer maravillosa si estamos en la compañía adecuada. Agarren esa mano, piensen en la cara del primer tipo que se dijo «igual les cuelo lo de la rana» y vengan a vernos hacer el tonto.

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