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Peace and love

Cuatro nuevos incidentes tras la huelga de árbitros en el fútbol base salmantino demuestran que el problema es estructural

Martes, 28 de enero 2025, 06:00

¿Y ahora qué? Ni uno, ni dos, ni tres. Hasta cuatro desagradables incidentes se han dado en los partidos del fútbol base salmantino este fin de semana. La huelga que convocaron los árbitros hace dos jornadas, para llamar a la reflexión a todos los estamentos futbolísticos provinciales por las continuas agresiones verbales y físicas que reciben, no ha servido para nada.

El sábado pasado fue un día negro. El repugnante historial comenzó pasadas las diez de la mañana en el descanso de un partido de infantiles que se celebraba en los antiguos campos de la Federación, ahora llamados Ángel Pérez Huerta. A esas horas, cuando algunos todavía estaban limpiándose las legañas, un energúmeno se dirigió al trencilla profiriendo amenazas. Dos horas después, en un encuentro de tercera división de alevines, entre el Hergar C y el Pizarrales C, otro exaltado saltó la valla del campo del «Neme» con intención de amedrentar al entrenador local. No habían pasado ni cuatro horas y el colegiado que pitaba el choque entre el Villares de la Reina y el Hergar C tuvo que parar el partido porque había dos padres insultándose. Al final, se desalojó a toda la grada y el encuentro terminó sin público. Y ya por la tarde, cuando el Ciudad Rodrigo de Primera Juvenil se enfrentaba al Villamayor, el árbitro tuvo que echar del campo a un aficionado y al entrenador mirobrigense porque le insultaron y amenazaron. Y en lugar de darse cuenta de que estaba haciendo el ridículo, el técnico remató su repulsiva faena espetando al árbitro: «Ponte a hacer huelga otra vez. ¡Os merecéis todo lo que os pase y más!»

Todo esto en unas horas. Y habían pasado más de diez días desde la última luna llena.

Estos cuatro episodios, con padres, aficionados y entrenadores implicados, demuestran que el problema de la violencia en el fútbol base es estructural. Y si algo queda claro es que los principales protagonistas de este deporte, los jugadores, no tienen culpa alguna.

Desde luego, la actitud de algunos clubes durante la jornada de huelga arbitral dejó mucho que desear. En lugar de hacer un parón real que invitara a la reflexión de todos los actores de la competición, algunos equipos prefirieron jugar partidos amistosos, por eso de «no perder el ritmo». En lugar de aprovechar el deporte para educar, prefieren arroparse de una supuesta profesionalidad que no lleva a ninguna parte. Y luego pasa lo que pasa.

No cabe duda de que la Real Federación de Castilla y León de Fútbol debe buscar soluciones con urgencia. Aunque en algunos casos puedan pagar justos por pecadores, se impone endurecer las sanciones a los padres, entrenadores o clubes que no respeten las normas deportivas.

Me viene a la memoria una de las leyendas urbanas más bonitas del balompié. Hace treinta años, el Zaragoza jugaba las semifinales de la Recopa en la Romareda contra el Chelsea. Aquel mítico equipo maño ganaba por 3 a 0, con goles de Esnáider por partida doble y de Pardeza. Y los tres mil «hooligans» británicos no pudieron soportar aquella humillación y se enzarzaron en una batalla campal contra la Policía. A los aficionados zaragocistas no se les ocurrió mejor idea que gritar el famoso «písalo» que había popularizado unos años antes Carlos Bilardo para enfrentar a sus jugadores con los contrarios. De este modo animaban a que los agentes se emplearan a fondo. De repente, los hinchas ingleses se tranquilizaron y, al día siguiente, la prensa británica alabó a la afición maña porque en aquellos momentos de tensión habían gritado «peace and love». Lo que es no saber idiomas.

Pues eso, menos «písalo» y más «peace and love».

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