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Opinión

Un gran golpe de efecto

Pues eso, que algunos están por unir, aunque resulte complicado, y otros por separar en la búsqueda de un protagonismo que añoran

Martes, 2 de julio 2024, 06:00

Hacía tiempo que el PP no daba un golpe de efecto como el de ayer en Salamanca. Una pena que se haya producido un lunes, 1 de julio, cuando muchos españoles han empezado ya sus vacaciones y están más preocupados de que el viento no se lleve la sombrilla, del muchacho «tocapelotas» que les pone perdidos de arena con sus correrías o del aumento del precio de la caña en el chiringuito más cercano. Pero menos da una piedra.

La imagen de fuerza que ofreció el partido que preside Alberto Núñez Feijóo en el patio del Colegio Fonseca se recordará. Allí estaban junto a él para propugnar una EBAU común los presidentes autonómicos de Castilla y León, de Madrid, de Aragón, de la Comunidad Valenciana, de Murcia, de Andalucía y de las Islas Baleares y los consejeros de Educación de Galicia, de Extremadura, de La Rioja, de Cantabria y de Canarias. Allí subieron al estrado para representar al 70 por ciento de la población española. Allí quisieron mostrar que son el único partido de Estado que queda en España.

Porque impulsar una PAU, o EvAU, o EBAU, o vamos, la Selectividad de toda la vida, que guarde una misma estructura en todas las comunidades autónomas, que tenga unas fechas comunes tanto de realización como a la hora de dar las notas o que presente los mismos criterios de corrección es algo que no ofrece mucha discusión.

No será fácil. La Ley Celaá establece que los contenidos educativos de las comunidades autónomas no bilingües estarán marcados en un 60 por ciento por el Ministerio de Educación y en un 40 por ciento por la región correspondiente, mientras que las autonomías con lengua cooficial gozan de un «fifty-fifty». Pero tampoco parece que este gran acuerdo vaya a ser una «ensoñación más», como lo ha calificado la ministra de Educación, Pilar Alegría. Por cierto, la portavoz gubernamental fue multada ayer por la Junta Electoral Central con 2.200 euros por sus declaraciones electoralistas en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros durante la campaña de los comicios catalanes. Así que no parece destacar por su imparcialidad.

La elección de Salamanca para mostrar esta unión en materia educativa no es casualidad. Ha mandado el prestigio de nuestra universidad, su vida estudiantil y, sobre todo, formar parte de una región cuyo sistema educativo ha sido coronado constantemente por el informe PISA, que evalúa las competencias de alumnos de todo el mundo.

De acuerdo. No es una Prueba de Acceso a la Universidad única. Resultaría imposible llevarla a cabo de ese modo en estos momentos y con la actual Ley. Sin embargo, marca el camino para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los estudiantes españoles que quieran cursar estudios universitarios. Estuvo listo Feijóo cuando dijo que ponían este pacto a disposición del resto de comunidades autónomas. No le van a hacer caso, claro.

Las preocupaciones que tienen tanto el PSOE como los nacionalistas son otras. Y no tenemos que irnos muy lejos para averiguar cuáles son. Con escuchar a Luis Tudanca es suficiente. «No seré yo quien frustre las legítimas aspiraciones y sueños de muchos leoneses», ha dicho en un comunicado refiriéndose al apoyo que su partido ha ofrecido a UPL en la moción aprobada en la Diputación de León a favor de una autonomía para la Región Leonesa, en la que lógicamente involucran a zamoranos y salmantinos. Sin preguntarnos, por supuesto.

Pues eso, que algunos están por unir, aunque resulte complicado, y otros por separar en la búsqueda de un protagonismo que añoran.

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