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No queremos problemas

Los salmantinos deberíamos plantarnos por la falta de inversiones y por un centro de inmigrantes que hacen a escondidas

Viernes, 7 de marzo 2025, 06:00

La Abogacía del Estado va a seguir para adelante con el centro de inmigrantes que se va a instalar en Puente Ladrillo y del que el PSOE de Salamanca dice no saber nada. En fin, que la normativa de la Junta de Castilla y León es para todo el mundo menos para Sánchez, que se va a pasar por el arco del triunfo la ley regional porque dice que las competencias en materia de inmigración son del Estado.

Más allá de que el Gobierno haga el centro de inmigrantes por sus bemoles, lo que clama al cielo es que sea capaz de realizar un proyecto para incluir a 500 inmigrantes en un espacio que estaba destinado a 120 mayores. Como si las personas vulnerables que llegan de fuera se pudieran hacinar como paquetes de alfalfa. A eso lo llaman progresismo. El PSOE de Salamanca, que cuando quiere bien que saca la patita, ahora calla y asiente como esos perritos de juguete que se instalaban en el salpicadero de los coches en tiempos pretéritos, en esos en los que los socialistas eran también obreros y españoles y gobernaban la ciudad. La cúpula del PSOE salmantino lo mínimo que tiene que hacer es dar la cara y defender las bondades de un proyecto que como ustedes pueden comprender es muy demandado por la sociedad salmantina.

Mientras la Abogacía del Estado busca los recovecos legales para que el Gobierno se salga con la suya, Salamanca sigue perdiendo. Mientras a Valladolid le construyen una estación de trenes del siglo XXII a Salamanca le levantan un centro de personas vulnerables. Mientras a Valladolid la sitúan a la vanguardia del país a Salamanca la condenan al vagón de cola del transporte de ferrocarril. Ni palabra de la quinta frecuencia ni de la electrificación de la vía a Fuentes de Oñoro, ni mucho menos de aportar un dinero para el Puerto Seco. Pues que sepan los señores del Gobierno que Salamanca acogerá gustosamente a los inmigrantes, les tratará de integrar en su vida social, les cuidará y será solidario con ellos, porque el pueblo salmantino ha sido así siempre, y el barrio de Puente Ladrillo se ha erigido en el máximo exponente de ello. Pero que vayamos a cumplir con nuestra obligación social con las personas necesitadas que llegan de fuera no significa que seamos imbéciles. Necesitamos inversiones, realidades que den progreso a esta tierra tan olvidada como el Plan del Oeste, y oportunidades para que los jóvenes no tengan que emigrar. Las nuevas generaciones se van porque ven el futuro negro y el Gobierno entiende que la solución para evitarlo es un centro de inmigrantes.

La preocupante situación de esta provincia es consecuencia clara de las políticas de cesión y chantaje del Gobierno de España al secesionismo y al independentismo. Cuando vemos en los informativos o leemos en la prensa noticias sobre la quita o la condonación de la deuda a alguna comunidad autónoma y nos parece algo muy lejano, debemos inmediatamente echar un ojo a nuestras penurias para darnos cuenta de que nuestra depresión es consecuencia de su euforia. Y así seguirá siendo siempre que los partidos de Gobierno, PP y PSOE, estén más pendientes de acaparar poder y cargos bien remunerados que de procurar la igualdad entre todos los españoles.

Puente Ladrillo y Salamanca no merecen ni las escasas inversiones ni la falta de transparencia con la que el Gobierno está llevando a cabo el asunto del centro de inmigrantes. En Moncloa se aprovechan del carácter conformista de una tierra que no quiere problemas y que apenas alza la voz. Esto que puede parecer una virtud es un gran defecto, a veces es necesario expresar el malestar en la calle de manera rotunda. Salamanca está tardando en hacerlo.

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