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DESDE LA TRIBUNA

Los toros cojos, a corrales

Puente cojea en todos los aspectos como ministro de Infraestructuras y ha dado suficientes motivos para mandarlo a corrales

Miércoles, 27 de marzo 2024, 06:00

Cuenta el ministro de Infraestructuras, Óscar Puente, que una vez, cuando era edil del Ayuntamiento de Valladolid, se rompió el talón de Aquiles y el sempiterno alcalde popular Javier León de la Riva dijo que él a los toros cojos los mandaba al corral.

Hace casi veinte años la respuesta del polémico regidor vallisoletano le pareció a Puente poco sensible. Si es ahora y después de las salidas de tono suyas, seguramente no le habría parecido tan mal la contestación de León de la Riva. Casi, casi podría considerarse cariñosa en comparación a los exabruptos del ministro.

Y no es por la fractura del telón de Aquiles, pero Óscar Puente cojea en todos los aspectos como ministro de Infraestructuras y ha dado suficientes motivos para mandarlo a corrales, aunque lamentablemente en el asunto del reparto de carteras ministeriales tenemos poco que decir los espectadores. No nos queda más remedio que aguantarnos con los morlacos que nos ha puesto Sánchez en suerte.

Pero imagino que no le parecerá mal al ministro que nos quejemos, porque los salmantinos tenemos sobradas razones para pedir directamente la dimisión de un señor que está actuando de una forma tan sectaria con esta provincia.

Lamentablemente, como es habitual en él, no hay charco en el que no se meta, pero siempre es para perjudicar a Salamanca, aunque sea por alguna cuestión ajena al Ministerio que él gestiona con tanto sectarismo. Puente compite por captar seguidores en la red social «X», no por mejorar las infraestructuras de comunicaciones, que son su responsabilidad, especialmente en aquellos territorios en los que son fundamentales para su desarrollo económico y social, como Salamanca.

Pero como aquí no votan a su partido y no lo quieren como ministro, él nos ignora en el mejor de los casos y en el peor, actúa en contra de los intereses de esta tierra.

Todavía no me explico cómo los salmantinos somos tan sumamente pacientes para no presentarnos en el Ministerio y atarnos allí mismo hasta que nos devuelvan las frecuencias que nos quitaron hace ya cuatro años, cuando estalló la pandemia de la covid, hasta que pongan unos horarios que permitan a los ciudadanos ir a trabajar a Madrid y llegar a tiempo y a los turistas y estudiantes contar con plazas y horarios suficientes en los trenes para que elijan Salamanca en lugar de Valladolid, por ejemplo, o hasta que el ministro Óscar Puente no nos explique las razones de la paralización del proyecto de la mayor área de servicio de la A-62, en la que estaba prevista una inversión inicial de 7 millones de euros y movilizaría 43 millones de euros en los 40 años de concesión administrativa.

Muchas preguntas sin respuesta para un ministro al que se le podría presuponer una especial sensibilidad con esta tierra, por eso de ser de Valladolid y conocer las carencias. Pero no.

Puente ha dado sobradas muestras de ser un sectario, insultador profesional y dictadorzuelo empedernido frustrado. Según su biografía no autorizada, es un actor de primera y en sus tiempos jóvenes realizó más de 500 funciones con la compañía vallisoletana de Juan Antonio Quintana. Y gracias al excelente manejo que tiene de las tablas y de la interpretación, supo engatusar a Pedro Sánchez con una soberbia actuación de dóberman que realizó durante la fallida investidura de Feijóo.

Para hacerse entender con el ministro Puente lo que hay que hacer es dirigirse a él en tono bronco, a ser posible, en la red social «X», donde presume como un niño chico de que ha conseguido llegar a los 150.000. Debería añadir que ha sido gracias a los insultos y salidas de tono.

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