Hasta la comunidad universitaria se manifestó ayer por la falta de conexiones ferroviarias mientras el Gobierno sigue haciendo oídos sordos porque ni somos independentistas catalanes ni vascos y no nos necesita Moncloa. Pedro Sánchez sólo cuenta con un voto del PSOE de Salamanca, el de ... David Serrada, y está garantizado de antemano.

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No tenemos Alta Velocidad -de hecho, debemos ser una de las pocas provincias que se han quedado al margen de este tipo de líneas- y las escasas frecuencias que teníamos del tren rápido a Madrid prácticamente nos las quitaron con motivo de la pandemia, que ha sido la excusa perfecta para empeorar en casi todo.

Y mientras las conexiones ferroviarias con Madrid sean tan escasas, el crecimiento turístico, económico, universitario, laboral y, en definitiva, todo estará limitado porque lo importante hoy no es tanto vivir en las grandes capitales, como disponer de unas buenas comunicaciones por tren y carretera con los grandes núcleos de población.

¿De qué le sirve a la Universidad de Salamanca intentar captar más alumnos para crecer si los estudiantes que se quieren matricular aquí ven dificultades para moverse con facilidad?

¿De qué les sirve a las instituciones o a la hostelería «vender» bien esta provincia, si los potenciales turistas tienen grandes dificultades, por no decir que es imposible desplazarse a Salamanca?

¿De qué nos sirve formar a los mejores estudiantes si cuando tengan que buscar trabajo se marcharán y no regresarán porque no hay buenas comunicaciones con Madrid, que es el principal destino como salida laboral?

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Ayer se manifestaron los estudiantes apoyados por el rectorado de la Universidad y las instituciones públicas salmantinas. Al menos demuestran que se mueven por la mejora de Salamanca.

Hasta el prestigioso chef José Andrés, que ha estado estos días en Salamanca, ha reclamado más trenes y más frecuencias entre Salamanca y Madrid. «El turismo hay que diversificarlo más allá de Madrid y Barcelona», escribió en sus redes (Gracias @chefjoseandres). Ahora solo hace falta convencer al Gobierno, al Ministerio de Transportes y a Renfe.

Las pocas esperanzas que podíamos tener en campaña electoral se han desvanecido. Pedro Sánchez es rehén de los independentistas que, además de acabar con el régimen constitucional del 78, nos van a dejar arruinados económicamente. Las arcas públicas, después de meter la mano todos los socios de Sánchez, se van a quedar tan vacías, que ni siquiera habrá dinero para conservar lo que hay.

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Nunca ha habido un mantenimiento tan deficiente de las autovías y de la red de ferrocarril como en estos años. En poco más de una semana han descarrilado dos trenes en Madrid. Los Alvia entre Salamanca y la capital de España cada día tardan más. Cuando se inauguró esta línea por Medina del Campo nos prometieron que con el tiempo y la inversión en seguridad de la vía se acortaría el viaje. Por no hablar de los retrasos continuos ni de la línea que une la ciudad con Madrid por Ávila, que mantiene frecuencias con tiempos de viaje que duran más de 3 horas.

Tampoco podemos confiar mucho en el nuevo ministro de Transportes que, aunque es de Castilla y León y conoce bien las carencias de esta tierra, siempre ha manifestado su centralismo a favor de Valladolid, donde ha sido alcalde.

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Esperemos que ahora se comporte como un ministro de todos y para todos, incluidos los salmantinos, y muestre su sensibilidad con la llamada España vaciada.

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