«Nos roban oportunidades», la frase la pronunció ayer el rector magnífico de la Universidad de Salamanca durante la IV edición del congreso sobre el Libro Blanco para el desarrollo de Salamanca que organiza LA GACETA. La contundencia de las palabras de Ricardo Rivero tuvo eco en las siete mesas de trabajo sobre empleo, desarrollo sostenible, innovación e investigación, futuro logístico, sector agroalimentario o turismo.
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La reivindicación no es nueva, como tampoco es novedoso que todos los sectores e instituciones tengan que clamar por la ampliación del número de frecuencias ferroviarias con Madrid o por la agilización del proyecto de electrificación hasta la frontera con Portugal. Llevamos así desde que la pandemia por el coronavirus sirvió como «excusa» para que se suprimiera una de las cuatro frecuencias que teníamos a través de la línea rápida con Madrid y para que no se incrementara a una quinta que ya estaba comprometida.
La intervención del rector resultó la más dura y tajante de cuantas se habían escuchado hasta ahora. «Nos roban oportunidades». Y tienen toda la razón del mundo. Sin duda alguna, mientras el Gobierno de España dilate la mejora de las infraestructuras de Salamanca, perderemos ocasiones de desarrollo, porque no somos atractivos para las empresas que, lógicamente, demandan buenas conexiones con la capital de España y ningún turista pensará en Salamanca cuando se plantee visitar alguna ciudad no muy lejana a Madrid. ¿Alguien piensa que esta ciudad puede resultar seductora para el turismo si los viajeros tienen que llegar con una tartana que utiliza las vías de ferrocarril, que va parando por cada pueblo que pasa y que tarda casi tres horas y media desde Madrid? Literalmente «espanta» a los turistas.
Y tan necesario es mejorar las frecuencias con un tren aceptable -por cierto, cada día va tardando algunos minutos más-, como acabar de una vez por todas la electrificación hasta la frontera con Portugal si queremos que el Puerto Seco y el proyecto intermodal sean una realidad competitiva después de más de 15 años esperando, porque a este paso nos puede ocurrir como con las autovías, que cuando llegaron a Salamanca ya disfrutaban de ellas prácticamente en toda España.
La Universidad de Salamanca no podrá crecer en número de alumnos, como dijo ayer Ricardo Rivero, sin una buena conexión ferroviaria con Madrid o si no mejoramos la comunicación por tren con nuestro vecino Portugal, un país que nos ofrece una salida directa al mar Atlántico y un país que está a tiro de piedra de Salamanca y que siempre ha mirado más hacia Reino Unido, con quien desde hace siglos ha mantenido una de las alianzas comerciales más sólidas del mundo, pero que con su salida de la Unión Europea nos da una nueva oportunidad.
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Portugal fue intervenido en la anterior crisis económica, pero ha sabido remontar y la economía de este pequeño país ha crecido tras ser rescatado en 2011 y sufrir una severa crisis en 2012 y 2013. Portugal ha cumplido con el Fondo Monetario Internacional devolviendo el rescate de forma anticipada, lo que probablemente también ha contribuido a que a ojos de Europa sea un país que goza de respeto y credibilidad y, para una provincia como Salamanca, supone una gran oportunidad que no podemos ni debemos dejar escapar o que otros la aprovechen por haber llegado antes a tiempo con las infraestructuras necesarias.
Si en estos momentos tuviéramos un partido pro-golpista, como Junts o ERC, a estas alturas tendríamos aseguradas no 5 frecuencias, como reclamamos, sino 10 servicios diarios con Madrid.
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