¿De qué respeto hablan?

Los españoles se dividen entre los que piensan que Ayuso hace bien en no ir a La Moncloa a ver al guapetón de Pedro Sánchez y los que creen que debería ir para cumplir con su deber institucional como presidenta de la Comunidad de Madrid.

Yo creo que debería acudir a la cita, aunque el señor Sánchez se esté comportando como un indecente en el plano institucional con la presidenta de Madrid y en el plano estrictamente personal con Isabel Díaz Ayuso. Además, el asunto de si va o no va, está centrando el debate donde al sanchismo le interesa que esté para tapar sus vergüenzas, sus casos de corrupción, inéditos en la historia democrática y sus desprecios a los españoles que no son terroristas, golpistas o delincuentes. Con un país paralizado por la inacción de un Gobierno que solo toma decisiones para acribillar a la clase media, para asfixiar y demonizar a los empresarios, da igual que sean grandes o pequeños, y hacer leyes «ad hoc» para aliviar las penas a todo tipo de delincuentes, incluidos los que «okupan» las propiedades privadas, no hay que darle oxígeno ni una pequeña tregua al presidente.

Isabel Díaz Ayuso tiene suficientes razones para dejar a Pedro Sánchez con las vergüenzas al aire si va a La Moncloa y le explica lo que es la solidaridad y que nadie es más que nadie por ninguna razón, tal y como recoge la Constitución española, aunque ya sabemos que el modelo sanchista es saltarse las leyes a la torera siempre que lo necesite para seguir en el gobierno.

Las citas con los presidentes autonómicos no tienen más fin que dejar cada día más en evidencia a este Gobierno. Es evidente que no sirven para que Sánchez entre en razón y deje de entregar España a los que no creen en ella, para que no premie con la hucha común a quienes han demostrado la insolidaridad con el resto de españoles y a los que creen que por vivir en Cataluña y hablar catalán son mejores y tienen más derecho que los que vivimos en Salamanca, por ejemplo.

Creo que la negativa de Ayuso, que en el plano personal la entiendo, le ha dado una ventaja al presidente del Gobierno. Y digo que la entiendo porque la ha llamado corrupta cuando ni siquiera está investigada, cuando la causa contra su hermano está archivada y cuando a nadie se le ha juzgado por ser la pareja de una persona investigada por la Hacienda pública, pero que no ha hecho negocios al amparo de la Comunidad de Madrid, ni con ninguna otra comunidad gobernada por el PP. Mientras el entorno presidencial, desde su mujer a su hermano, están imputados y han florecido profesionalmente bajo el cobijo de Pedro Sánchez.

¿Cómo piden respeto los ministros palmeros del presidente para un personaje que ha hecho de la mentira un catecismo de vida?, ¿cómo piden respeto institucional para un presidente que llama corrupta a una mujer que no tiene ninguna causa pendiente con la justicia?, ¿cómo piden respeto para un presidente que tiene todas las instituciones del Estado, los pilares de cualquier democracia, sometidos y trabajando para él y para los suyos?

Por cierto, les recuerdo a todas las feministas de la izquierda, a las que se han apoderado de la bandera, que si Ayuso hubiera sido de izquierdas y el Gobierno de España de derechas, ahora estaríamos hablando de machismo y de acoso inmoral contra una mujer. Sin embargo, sale la sumisa portavoz hablando del absentismo laboral de Ayuso sin que se le caiga la cara de vergüenza. Pedro Sánchez dejó sus funciones cinco días porque imputaban a su mujer por los negocios poco decorosos que había hecho en La Moncloa.

Están tardando en convocar una manifestación para defender a una mujer del acoso indecoroso del presidente del Gobierno.