Los meses de pasión que lleva el PSOE de Sánchez estaba claro que terminarían con una acusación espuria y bastarda. Aunque fuera cierto el fraude fiscal del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, ¿qué culpa tiene ella? Pero, me parece extraordinaria la coincidencia planetaria con la presunta corrupción de las mascarillas en el Ministerio de Infraestructuras y la corrupción para perdonar a los delincuentes golpistas catalanes.
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El presidente del Gobierno, sin embargo, sí tiene bastante que decir sobre la relación y los negocios de su mujer con algunos de los nombres propios implicados en el pelotazo de las mascarillas, de las vinculaciones con el régimen de Venezuela y con los supuestos corrompidos vinculados al Partido Socialista. Nada que ver una cuestión con la otra, por mucho que el PSOE de Pedro Sánchez, Cerdán, el negociador con los golpistas, o Montero, la ministra que miraba para otro lado mientras apestaba a podrido todo lo que se movía a su alrededor, quieran embarrarlo todo o extender la tinta del calamar para que parezca que todo es lo mismo.
No sé si el novio de Isabel Díaz Ayuso es un presunto delincuente o todo es producto de una persecución repugnante del PSOE, que como no ha podido derribarla en las urnas, lo está intentando desde las mismas cloacas del presidente del Gobierno.
Pero lo que diferencia a Isabel Díaz Ayuso de los presuntos corruptos del PSOE de Pedro Sánchez es que la primera es íntegra, dice lo que piensa y hace lo que dice. Mientras que lo que impera en el sanchismo son los fariseos. Los impostores socialistas quieren prohibir la prostitución y son los primeros que hacen uso y abuso de ella. No hay festejo que no celebren con abundancia de mariscos, drogas y meretrices. Así son ellos. Mientras las ministras socialistas dicen que quieren echar a los puteros del partido, cada día salen más escándalos de cargos del PSOE vinculados con el oficio más antiguo del mundo.
La ministra Montero, que es la «bienmandá», ayer extendió porquería a diestro y siniestro en el Senado. Pidió explicaciones a Ayuso sobre el supuesto delito fiscal cometido por su novio porque dice que vive en un piso pagado con lo que supuestamente defraudó el novio. Y me pregunto yo: ¿cómo sabe doña Mari Chus que Ayuso cohabita con su novio en un piso que es de él? Más que ministra de Hacienda y vicepresidenta del Gobierno, lo que parece que le ocupa es la profesión de detective.
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Curiosamente ella es incapaz de contestar cómo es posible que no se enterara de los desfalcos ocasionados por la trama corrupta de mascarillas falsas de destacados miembros de su partido y del Gobierno. ¿Cómo no se enteró cuando hay constancia de que sabía lo que estaba ocurriendo? No se enteró como tampoco lo hizo del caso ERE de Andalucía, donde se despilfarraron casi 1.000 millones para crear la mayor red clientelar vinculada al PSOE y pagada con el dinero de los parados. Por cierto, también había prostitutas en esos festejos, querida ministra y usted ocupaba un cargo en el Gobierno socialista de Andalucía cuando ocurrieron los deleznables hechos corruptos. ¿Tampoco se enteraba usted? Pues mala ministra es cuando allá donde va huele a corrupción y no se entera de nada. Le falta olfato para oler la putrefacción de su partido, el Partido Sanchista.
El lunes se conmemoraba el 20 aniversario de la triste masacre del 11 de marzo de 2004, dos décadas y el PSOE mandó a todos los cargos del socialismo un argumentario para que difundieran por todos los medios posibles, también en Salamanca, que la culpa del atentado terrorista fue de Aznar y del PP. ¡Qué desesperado hay que estar para intentar tapar la corrupción económica y política con la sangre de casi 200 personas!
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