Nos duele España

Miles de personas salieron ayer a la calle en toda España, de uno y de otro signo político, aunque la convocatoria partiera del PP. Se movilizaron porque les duele España, porque no conciben que un político sin principios pueda tirar por tierra lo que tanto costó conseguir, lo que tantos desgarros produjo en quienes nos precedieron para darnos un régimen político democrático, de libertades y con el que hemos convivido en paz durante los últimos más de 40 años. Jueces, fiscales, abogados del Estado, guardias civiles, inspectores de Hacienda y la sociedad en general, no pueden estar equivocados al afirmar que el pacto entre Pedro Sánchez y el delincuente Puigdemont termina con la separación de poderes, con la independencia del poder judicial, con la igualdad entre españoles y con la solidaridad entre regiones. Este pacto humilla a España, acaba con el régimen democrático del 78 y nos encamina a una nueva dictadura, en la que unos cuantos politicastros dirán qué es delito y qué no y decidirán por nosotros. El presidente en funciones, el socialista Sánchez, y todos sus palmeros dirán lo que quieran, pero la masiva movilización de ayer no es un asunto de la extrema derecha, ni siquiera de la derecha. Es un asunto de todos a los que nos duele España y nos duele lo que este presidente está haciendo con nuestro país y además, lo hace con el silencio cómplice de los pesebreros socialistas. La lectura que hace el PSOE de lo que ocurrió en las urnas el 23 de julio es torticera y mentirosa, porque una inmensa mayoría de españoles dijimos «no» a la amnistía. Si cree que se equivocó antes de la elecciones, cuando decía que la amnistía era claramente inconstitucional, cuando apoyó el artículo 155 de la Constitución española porque se había quebrantado el orden constitucional en Cataluña, cuando nos prometió a todos los españoles que iba a traer al prófugo Puigdemont para que fuera juzgado, que lo diga y que nos convoque para saber qué opinamos. Sánchez no nos puede hurtar la libertad de decidir.