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Opinión

Las autovías de la muerte

España está en ruina. Por cualquier provincia por la que se viaje se puede comprobar el lamentable estado de las autovías

Miércoles, 10 de julio 2024, 06:00

Hace unos años, no muchos, aunque las cosas malas se olvidan pronto, antes de construirse la actual autovía de Castilla, la A-62, que une España con Portugal por la frontera salmantina de Fuentes de Oñoro, esta vía era conocida como carretera de la muerte por la gran cantidad de accidentes mortales que se producían, fundamentalmente en los meses de verano cuando muchos emigrantes españoles y portugueses regresaban desde Francia o volvían al país galo tras pasar sus vacaciones.

A partir de diciembre de 2008, cuando se abrió el penúltimo tramo de autovía, el que discurre entre Ciudad Rodrigo y Fuentes de Oñoro, la peligrosidad descendió, aunque aún quedaba pendiente el pequeño tramo que conecta la autovía española con la portuguesa, un cuello de botella de poco más de 6 kilómetros que se eternizó por la crisis económica que llevó a empresas a la suspensión de pagos, por problemas con las expropiaciones y por la escasa diligencia de la administración central. Era un cuello de botella, pero nada que ver con el riesgo sufrido durante años.

Hoy se podría decir que la autovía es de nuevo la de la muerte porque su escasa conservación desde que se abrió el primer tramo la ha convertido en una vía altamente peligrosa. El desgaste del tráfico de vehículos pesados obliga a muchos conductores a utilizar el carril izquierdo para no dejarse las ruedas en el asfalto, lo mismo que ocurre con la autovía de la Plata, que discurre entre Guijón y Sevilla, con el agravante de que este último trazado fue un despropósito ya desde el inicio por su deficiente construcción.

Al poco tiempo de inaugurarse los primeros tramos de la Ruta de la Plata a su paso por Salamanca, allá por 2007, se derrumbó uno de los puentes. El incidente se achacó a las lluvias. Lo cierto es que desde entonces ha tenido que estar varias veces cerrada al tráfico para su reparación, hay tramos que tienen limitada la velocidad a 100 kilómetros por hora y las obras parecen más bien simples «parcheos» que no solventan definitivamente los problemas de una autovía que también soporta un importante tráfico de vehículos, muchos pesados.

Circular por esta carretera es como hacerlo en un rally en el que tienes que ir sorteando baches, coches, obras o limitaciones inesperadas de velocidad que poco tienen que ver con una autovía.

Yo pensaba que los salmantinos éramos de nuevo los más perjudicados por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, pero no. España está en ruina absoluta. Por cualquier provincia por la que se viaje este verano se puede comprobar el lamentable estado de las autovías de titularidad estatal. La Autovía de la Plata está mal de norte a sur: Salamanca, Extremadura, Andalucía, da igual todos los tramos presentan una absoluta falta de mantenimiento. Y con la Autovía de Castilla pasa lo mismo. No es solo en la provincia de Salamanca, que ya ha elevado una queja formal al ministro Puente.

Y la verdad es que no es toda la culpa del responsable de la cartera de Transporte y Movilidad Sostenible, cuyo titular es de Valladolid, porque se hizo cargo de ese Ministerio hace menos de un año y por tanto no le ha dado mucho tiempo a planificar obras, cuando además ni siquiera hay presupuestos aprobados para este año. Pero el culpable sí es su Gobierno, el Gobierno de Pedro Sánchez, el Gobierno que más impuestos recauda, el Gobierno que presume de batir récord de recaudación a costa de acribillarnos a impuestos y del que menos inversiones recibimos.

Ministro, póngase las pilas porque estamos ante las autovías de la muertes por lo peligrosas que están.

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