Sopla Levante, ese viento que llega del Este, desde la dirección por donde se levanta el sol. Si miramos un mapa es el de la «derecha geográfica» según la posición cardinal.

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Nada es casual y hay quienes afirman que el azar no existe, que nada ocurre por casualidad porque todo tiene una o múltiples causas. Resuena en mi cabeza el concepto de que el caos es aparente, porque revela una nueva forma de orden, el orden que proviene del desorden. Sin embargo muchas veces los hechos son los que nos revelan que cuanto acontece, no sólo es fruto de una u otra cosa, sino del sumatorio de todas ellas. Los fenómenos humanos difícilmente ocurren por azar, más bien son por una causa o por una cadena. Lo cierto es que si sabemos mirar, parece que todo lo que sucede es por algo y ocurre porque es sencillamente inevitable. Que todo termina es verdad, pero si pensamos que después de todos los finales hay un nuevo comienzo y que tal vez sea la oportunidad para evolucionar y crecer, podremos aceptar la realidad y seguir adelante para avanzar, utilizando lo vivido como experiencia.

Este ojo que observa siente en la piel un viento que traerá cambios el 23 de julio y que como con su luna, será algo creciente, algo nuevo, algo que nos ayude a superar la realidad y nos haga olvidar lo pasado. Viento de Levante para un país que quiere seguir siendo España, seguir teniendo esa identidad de pueblo de la que, ni quiere avergonzarse ni desea cambiar a golpe de intención política y que desea reconocer, de una vez por todas, que no todo vale para perpetuarse en una silla. Creo que tenemos una oportunidad de oro para poner las cosas en su sitio, para cambiar el rumbo de una nación extraordinaria que se ha desnortado por falta de sesera, coherencia política, sentido del deber y de justicia general. Los españoles conformamos un pueblo que acaba poniendo cabeza cuando todo a su alrededor es cabeza perdida, como decía Rudyard Kipling. Los cambios son necesarios para que la vida sea eso, vida. Creo que perpetuarse en los sitios nos debilita porque nos engola, impidiéndonos ver nuestros errores.

Necesitamos cambiar de dirección, de timonel, de rumbo, exigiendo a los que vengan que no olviden que el poder no es de un político, ni de un partido, que el poder emana del pueblo y que el pueblo ha de decidir con todas las garantías. Les diré que yo ya he votado por correo, todo perfecto, escrupulosamente exacto para todos. Pedí con tiempo el voto por correo y a la fecha de hoy, el comentario general en la oficina de correos que me tocó, era de total conformidad con toda la tramitación. Eso sí, colas. Desde aquí un reconocimiento especial para todo el personal de Correos, por su paciencia y por soportar con tranquilidad y humor, el trabajo enorme que suponen estas elecciones.

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