El ser humano por naturaleza es distraído en lo referente al interés de las noticias. Nos suelen gustar mucho más los cotilleos de alcoba y las noticias referentes a los grandes pecados capitales, que la verdadera información, esa que nos afecta y que nos va a influir, sí o sí, sobre nuestras vidas, nuestros derechos, nuestras libertades y nuestros propios valores como sociedades occidentales.

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No será este ojo que observa quien le quite a las revistas del corazón su valor, pues no cabe duda de su labor social y psicológica como curadoras de espíritu, pues mientras el pueblo se imbuye de los problemas del otro, sobre todo si es conocido, se olvida de los propios que tiene encima. De ahí que se hayan convertido en verdaderos instrumentos de evasión, junto a los programas televisivos que hablan de ello. Pero desgraciadamente al final, la realidad acaba aplastando los despistes y siempre llega algo que nos pone a todos en el sitio.

Esta semana las portadas del corazón están relacionadas con un «escándalo» que ocurrió hace 30 años. El pobre rey emérito con su «pecado de bragueta» tiene y tendrá su calvario en esta vida y en la otra, una cruz y una penitencia terrible e irreversible. Pero mi pregunta es ¿por qué ahora?, ¿a quién beneficia y qué se busca conseguir vilipendiando aún más a un señor que, después de lo que se ha publicado ya y con 86 años a las espaldas, poco puede hacer y hacernos que ya no nos haya hecho?, ¿Escarnio? o simplemente ¿dañar aún más a una institución que ha sido capaz de mantenernos unidos y regalarnos la etapa de paz más larga de nuestro apaleado país en muchos años?... Pero eso no importa, lo que inunda las tertulias es lo zafio y que envuelve a personajillos que buscan exclusivamente pasta y notoriedad, para recaudar más pasta. Impresentables que se lucran de cualquier manera y a cualquier precio, con tal de aumentar su faltriquera.

Mientras nos tienen pegados a esto, en el mundo se está gestando una guerra que puede ser de tal dimensión, que se convierta en mundial, si ya no lo es. En Oriente Próximo lo que empezó como algo local ya es regional y teniendo en cuenta que Irán está detrás de la financiación Hezbolá y Hamás, y que es una potencia nuclear… blanco y en botella. No cabe duda que a un país no se le puede negar su derecho a la defensa, que defenderse implica muchas veces daños colaterales, que en un conflicto como este se han y se van a usar, por todas las partes, las estrategias que sean necesarias (morales o no) para imponerse sobre el otro. Esta guerra ya nos ha puesto de manifiesto los nuevos hitos de la guerra moderna, usando tecnología puntera. Se lucha para poner un dique y tanto Marruecos, Egipto y EEUU apoyan a Israel porque no quieren ser devorados, y con ellos el mundo libre, por los grupos terroristas y lo que ello conllevaría.

Y aquí… andamos a otra cosa.

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