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Desgraciadamente las tragedias nos ponen a todos en el sitio. La terrible catástrofe de Murcia nos tiene el alma en vilo y nos ha sobrecogido el corazón, amén de tener en jaque a miles de usuarios y administraciones, que han entrado en pánico por poner todos los papeles en regla. Como decía mi madre «muerto el burro la cebada al rabo». La muerte no siempre es parte de la vida, en algunas ocasiones es el fruto de la ineficiencia y, cuando es así, la muerte es aún mucho más muerte.
Este ojo que observa, también escucha. Llevo oyendo y leyendo información sobre este asunto que nos atañe a todos. Y digo bien, nos atañe a todos, porque en estas desgracias puede estar cualquiera y encontrar la muerte en el ocio. A todos se nos ponen los pelos de punta porque somos conscientes de que esto le puede pasar a nuestros hijos, amigos, familiares o a nosotros mismos. Ir a celebrar un cumpleaños y no volver…
En este proceso de recabar información he encontrado un denominador común: la dificultad de comunicación y la falta de celeridad en la tramitación con la Administración pública. Los ciudadanos que quieren acelerar los trámites de apertura, de renovación de licencias, de construcción, de reforma, de… millones de necesidades relacionadas con la actividad económica o social, (bueno y no les digo con la Seguridad Social… eso es esotérico) encuentran en la gestión y el proceso del asunto, una ingente barrera de papeleos, paseos, falta de claridad con las AAPP... Tal vez ellas, y ahí dejo la idea, deberían tener un departamento de logística y distribución para afrontar estos retos. El exceso de papeleo, la incomprensión para la mayoría de la ciudadanía, nos obliga a tener que ponernos en manos de expertos que nos ayuden a solucionar problemas, que a primera vista, deberían ser fáciles de resolver y gratuitos. Es imposible coger citas, no te reciben, tienes que ir mil veces… Mi pregunta es ¿no es posible gestionar nuestras necesidades desde un solo punto para ciudadanos y empresarios sin morir en el intento? Esta tragedia pone de manifiesto la ineficacia del propio sistema.
Ahora van a rodar cabezas porque se va a ver que tenemos un sistema quebrado, sobre todo después de la pandemia, que ha colapsado el que ya estaba obsoleto. Y si a ello le unimos la inclusión de la Inteligencia Artificial en el proceso, entonces apaga y vámonos, todo lo resuelven enviando SMS al móvil sin tú poder planificar nadar. Tal vez los colapsados seamos los propios individuos, que estamos subyugados al «imperio de la red», donde nada se hace que no te lo acepte el «sistema», siendo incapaces de sublevarnos ante él y pedir una solución práctica, real y rápida a nuestros problemas. Cierto es que, para el caso que nos ocupa, todos tienen su parte alícuota de culpa, pero mucho o todo se podría haber evitado, simplemente haciendo cada parte y en tiempo su trabajo.
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