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RENGLONES TORCIDOS

La Verdad os hará liebres

Me temo que aquello de que «una mentira bien compuesta mucho vale y poco cuesta» se nos ha ido totalmente de las manos

Lunes, 11 de diciembre 2023, 05:30

Fue allá por el año 1993, el 6 de agosto para ser más exactos, cuando se publica la carta encíclica «Veritatis splendor», obra de san Juan Pablo II, dirigida a sus hermanos en el episcopado. Fue un poco antes, hace más de dos mil años cuando alguien pronunció la frase «conoceréis la verdad y la verdad os hará libres», la encontramos en el capítulo ocho del Evangelio de Juan. Entre una frase y otra, nuestra santa andariega, reformadora del carmelo, nos dice que: «Dios es suma verdad, y la humildad es andar en verdad... y quien esto no entiende, anda en mentira». No sé porqué en el paso del tiempo nos resulta más cómoda la mentira, el engaño y la manipulación. Inconscientes quizá del daño que esto nos puede hacer a corto, medio y largo plazo. Lo triste y lamentable es que pocas personas, por no decir ninguna, se librarán a lo largo de la vida de caer en esa debilidad. ¿Será quizá que nos puede el orgullo y la soberbia o que estamos más preocupados de la imagen que de la autenticidad? Hablar de la verdad no es fácil y vivir en la verdad es, si cabe, mucho más difícil. Vivimos momentos y situaciones en los que la verdad brilla por su ausencia y la mentira campa a sus anchas o, cuando menos, la duda y la desconfianza se mueven con total libertad generando certezas un tanto inciertas, verdades a medias, imágenes distorsionadas de la realidad y nubes de humo que pueden hacer llorar los ojos o, lo que es peor, el corazón de muchas personas.

El mundo de la política parece andar un tanto a la deriva en cuanto al concepto de la verdad, la sociedad en general le sigue los pasos y la Iglesia ha de poner las cartas boca arriba ante situaciones tristes y dolorosas vividas en su seno. Siempre he escuchado decir a mis mayores que «se coge antes a un mentiroso que a un cojo», hoy no es tarea fácil porque cada vez son más los que cojean de ese mal. Más difícil aún es resarcir el daño que pueden generar ciertos engaños, pudiendo la mentira, aún disfrazada de duda, llevarnos a juicios equivocados y a condenas precipitadas e irreversibles. Decía Emeterio Peralta, abogado laboralista y patrono cofundador de Proyecto Hombre en Salamanca, que: «entre la verdad de uno y la verdad de otro llegamos a una media verdad». Quizá hoy, visto lo visto, lleguemos a una media mentira. Me temo que aquello de «las mentiras piadosas» y que «una mentira bien compuesta mucho vale y poco cuesta» se nos ha ido totalmente de las manos. Va siendo hora de echar el freno y asumir que somos humanos, capaces de equivocarnos y capaces de rectificar. Pontificar se nos da muy bien a todos pero hoy parece que hay fumata blanca acerca de uno de los casos más tristes y dolorosos de la Iglesia diocesana en los últimos tiempos. «Roma locuta, causa finita», «Roma ha hablado, el caso está cerrado» ¿Será realmente así? Una vez más el tiempo pondrá a cada uno en su sitio ¿o no? Que la verdad no nos haga liebres para salir corriendo, si no libres para seguir viviendo y creciendo.

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