Secciones
Destacamos
Ciertamente, es para pensárselo. Nos sobra pan a muchos y les falta a otros. Recuerdo aquel anciano sacerdote que relataba una triste historia de juventud, una niña gallega que trabajaba sirviendo en una casa en la que «los señores» la mandaban a la cuadra para recoger estiércol, del cual formaban parte las defecaciones humanas, para abonar los jardines. La pobre niña sufría y ponía cara de asco, ante lo cual «los señores» le decían: «pan fue». Entre aquella escena y la de hoy han pasado muchos años. Lástima que por muchas cabezas el paso del tiempo, en lugar de causar madurez, ha causado muchos estragos, y así nos luce el pelo. Parece mentira que no seamos capaces de leer los signos de los tiempos, que no seamos capaces de interpretar la realidad y el momento que nos toca vivir. Cuánto dolor, cuánta angustia, cuánto miedo, cuánta tristeza, cuánta incertidumbre, cuánta pobreza, cuánta necesidad, cuánto derroche, cuánto despilfarro, cuánto vacío... Sin duda alguna nos sobra pan o está mal repartido. El comentario es generalizado: «¿Qué nos está pasando?», «¿Dónde y cuándo hemos perdido el norte?» Me cuesta decir con el poeta que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Me pregunto para qué y para quién, pero ciertamente, no teniendo nada o casi nada, valorábamos todo y hoy, teniendo de todo, no valoramos casi nada. Creo que el tiempo pasado fue mejor para sentir y compartir, para vivir con intensidad cada momento y cada instante, para convertir muchos momentos en inolvidables. Para hacer eternos a nuestros seres queridos, con sus palabras, sus gestos, sus enseñanzas, sus momentos compartidos, para eso y mucho más, cualquier tiempo pasado fue mejor. En nuestras retinas están grabadas muchas fotos y muchos recuerdos cargados de sentimientos en nuestro corazón. En aquel tiempo, en el que no nos faltaba pan, pero en el que tampoco se desperdiciaba y si caía al suelo se besaba, todos sabíamos lo que costaba conseguirlo y que no caía del cielo. Hoy quizá sólo nos sale decir «mala tempora currunt», corren malos tiempos, y entendiendo bien al poeta, invito a leerlo detenidamente, lo mejor está por venir. Ahora bien para que eso sea así no queda otra que llegar a acuerdos y entendimientos, pero desde las mayorías y no desde las minorías. Uno se pregunta qué necesidad hay de buscar el malestar y las discrepancias en lugar de crecer juntos en nuestros puntos comunes y enriquecernos en la diversidad. ¿Es tan difícil de entender? o ¿es que las dinámicas de poder y el ego son una fuerza superior que ignora al bien común? Nos volvemos solidarios con las distintas y lamentables realidades a la vez que provocamos situaciones indeseadas que desestabilizan la paz, realmente somos contradictorios. No sé qué pensar, pero me viene a la mente aquel dicho de que «la cabra con el vicio da con los cuernos en el culo». Como decía ayer el Santo Padre, al que ahora algunos llaman hereje: «Basta ya hermanos, basta ya». No hace falta mucho, sólo sensatez y sentido común.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.