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RENGLONES TORCIDOS

Mi ley

No son pocas las nubes o nubarrones que envuelven la realidad política y social del mundo en general

Lunes, 4 de marzo 2024, 05:30

No puedo por menos que jugar con este título, que me recuerda a Espronceda en su composición poética sobre la libertad y la independencia. Pero sobre todo lo de mi ley me recuerda a Milei, presidente argentino, que a pesar de su edad, al igual que otros muchos, parece que todo lo que acontece a su alrededor se la trae al fresco, le resbala o se la sopla.

Ahora bien, uno también se acuerda, porque ya tiene unos años, de aquella película de «Dodge City», aquella ciudad sin ley en la que Errol Flynn y Olivia de Havilland vivían una realidad donde el caos y el desorden formaban parte del paisaje. No quiero ponerme yo en clave catastrofista ni en tono gris gallego, de día lluvioso, pero los vientos que soplan, más que empujar la nave la envuelven en una zozobra un tanto angustiosa o, cuando menos, de cierta inestabilidad. Necesitamos serenar el ánimo y poner un poco de orden y concierto con la esperanza de que, como dice el viejo proverbio chino, «siempre sale el sol en el reverso de las nubes». Cierto es que no son pocas las nubes o nubarrones que envuelven la realidad política y social del mundo en general y de España en particular.

No hemos de tener miedo para soplar sobre los «reskoldos» de los distintos braseros que afogonados mantienen la brasa del engaño, la mentira y la estafa. Estamos necesitados de soplar sobre los «reskoldos» y purificar con el fuego de la transparencia y la autenticidad todo aquello que sea necesario para poder caminar con la frente levantada, no como el viejo e iluso hidalgo ni como él zampón Sancho. Dicen que todo es bueno en la justa medida, ahora bien ¿quién será capaz de dar con dicha medida para que en este mundo nos resituemos en la paz que necesitamos para convivir en armonía y sencillez, sin la avaricia y el egoísmo que tan alegremente campan a sus anchas, sin que nadie se dé por aludido y en general todos demos la callada por respuesta? Ciertamente cada vez son más los que se creen en posesión del barco, pensando que pueden hacer de su capa un sayo y navegar a sus anchas sin límites de ningún tipo. Algo no estamos haciendo bien cuando los grandes y supuestos líderes mundiales navegan sin brújula ni sextante. Inconscientes del daño que puedan ocasionar, y de hecho ocasionan, a quienes sufren las consecuencias de su navegación atolondrada, cuyo fin parece ser únicamente sus propios intereses y satisfacciones megalómanas, donde su mundo es su propio ombligo. Como en la canción del pirata se hace realidad aquello de: «allá muevan feroz guerra, ciegos reyes por un palmo más de tierra». Creyéndose nobles trasnochados de épocas feudales, de los mejores tiempos de Pedro Madruga de Sotomayor y el mismísimo Fonseca. Inconscientes de que el mundo es de todos y estamos llamados a hacer equipo en el que todos juguemos a favor de obra o acabaremos rompiendo la baraja y saldremos perdiendo y perdidos todos.

En fin, «navega velero mío, sin temor, que ni enemigo navío ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza».

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