Hablaba yo hace poco tiempo con un ex subdelegado del Gobierno de una provincia muy cercana y me decía el buen hombre que vivimos en un momento donde se vende mucho humo. No me cabe la menor duda de que hay mucho vendedor de humo y mucho trilero, auténticos magos de la manipulación y el engaño. Nada tiene que ver el humo del incienso de antaño, como el del botafumeiro de la catedral de Santiago de Compostela utilizado para perfumar y purificar, con el humo de los incensarios de hoy, que se utilizan para despistar al respetable y perfumar los malos olores de la podredumbre que cada vez es más notoria. Me río yo de los malos olores que fluyen desde Villamayor, por cierto, ¿por qué hay que esperar a enero para solucionar esto de los olores? En fin, volviendo a lo de vender humo y al incensario, ¿de verdad van a llenar los pueblos de piscinas y pistas de pádel? no me da la imaginación para tanto, cierto es que los frontones de pelota y los pabellones han dado mucho juego a lo largo de todos estos años y han consolidado la población en el mundo rural, perdonen la ironía, pero no doy crédito. Me temo que muchos dirigentes y gobernantes pisan los pueblos a demasiada velocidad y, lo que es peor, quienes nos representan en los municipios tragan y punto. Nuestro mundo rural necesita apoyo e inversiones pero reales, quizá hay que comenzar por invertir en sentido común y en sentido comunitario. No estaría demás una reflexión seria y, sobre todo, honestidad a la hora de hacer planteamientos. Vender humo puede ser políticamente correcto, pero si el humo es consecuencia de quemar las naves, entonces se convierte en maldad fruto de los intereses de unos y dolor y tristeza para otros que con impotencia ven desaparecer de su vista su propia vida. Genera mucha tristeza ver tantos carteles de se vende y, lo que es peor, las ruinas de tantos pueblos mientras se nos llena la boca hablando de geopolítica y política social. Espero que el planteamiento de nuestro presidente de la Junta de Castilla y León para sacar adelante un pacto social con una serie de medidas en las que de manera transversal se tendrá presente el medio rural, la pobreza infantil, la salud mental y la atención a las personas mayores, además de cinco grandes bloques de trabajo, no se quede en otra más de incienso, sino que realmente se materialice en lo concreto. Como soy hombre de fe y han contado conmigo entre otros para trabajar en ello, me lo voy a creer y a poner de mi parte todo lo posible para que así sea. No son momentos fáciles, pero si son momentos de oportunidad, aunque muchos listos se lo vivan como momentos de oportunismo. Quizá es el momento de volver a un lenguaje positivo llamando a las cosas por su nombre, quizá es hora de vender la realidad y trabajar en base a la autenticidad, sobran castillos de naipes y torres en el aire. Ya es hora de generar una sociedad con sustancia y con esencia, lo descafeinado y lo light nos está llevando hacia una deconstrucción al más puro estilo de la religión woke. Cuidado con tanto incienso.

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