Parece ser, aunque lo están investigando, que ese fue el motivo real que causó la muerte de una madre y tres de sus hijos en un edificio de la calle Alfonso X el Sabio en Vigo. Ya saben, la ciudad de las luces que por desgracia esta vez se ve envuelta en la sombra de la tristeza, el dolor y el llanto. Tal vez si las condiciones de vida de los fallecidos y de los heridos fueran otras, el cortocircuito no hubiese ocasionado daños tan irreparables. Me temo que el cortocircuito de Vigo no es nada comparado con la infinidad de cortocircuitos de todo tipo que se producen sistemáticamente en el mundo, en nuestro entorno más cercano y también en el más lejano. En estos momentos, se cortocircuita el mundo gracias a la colaboración especial del grupo terrorista Hamás y los israelitas. Un cortocircuito más entre otros muchos, como el de Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, pero no hace falta ir tan lejos, ahí tenemos el cortocircuito de Alfredo, «el gorila», que decidió suicidarse tras asesinar al portero del edificio donde vivía en Madrid, dentro del distrito de Ciudad Lineal. O el triste y lamentable de la joven que, el día 30 de septiembre, en Málaga se precipitó al vacío desde un tercer piso tras haber degustado un pastel de marihuana. Seguro que se nos ocurren infinidad de ejemplos, pero quizá estaremos de acuerdo que a veces cortocircuitar ciertas actitudes y comportamientos no es tan mala cosa. Por ejemplo, el cortocircuito provocado por la Guardia Civil en las últimas semanas en distintos puntos de la ciudad de Salamanca. Me refiero a las detenciones realizadas por tráfico de drogas, un cortocircuito que realmente hay que valorar y por el que hemos de felicitar a la Benemérita, no sólo por haber celebrado recientemente el día de la patrona, la Virgen del Pilar. Por cierto, me sale aquí a mí la vena gallega y me viene a la mente aquello de: «Santiago dijo a la Pilarica: mientras yo tenga gallegos tú no tengas miedo mañica». Se ve que por aquel entonces no existía la Guardia Civil y la Policía Nacional tampoco, aunque algunos defiendan que los segundos son anteriores a los primeros. Sea como sea, no se cortocircuiten los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, que ambos han de estar a favor de obra y más en estos tiempos que corren. Ya saben que quien olvida sus raíces pierde su identidad y no conviene despistarse y menos en estos momentos de tanto cortocircuito político, social y, sobre todo, mental. Aunque en algunos casos creo que no es problema de cortocircuito sino de corto circuito, quiero decir que algunos parecen tener un circuito mental muy corto o de corto recorrido, o como diría mi madre «no les da la cabeza para más». En fin, sea como sea, no estaría de más revisarnos los cables, sobre todo los de nuestros principios, valores y sentimientos tratando de evitar cortocircuitos que nos impiden las buenas relaciones y cortocircuitan los buenos momentos.
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