En Salamanca comenzó el año que ahora termina con una concentración a favor del tren en la Plaza Mayor a la que acudieron miles de ciudadanos. La protesta, dirigida contra el Gobierno de Sánchez y más concretamente contra su insoportable ministro Puente, había sido convocada por la Plataforma para la Mejora de las Comunicaciones Ferroviarias, en la que junto al Ayuntamiento de la capital están la Junta, la Diputación, las universidades, las patronales, los sindicatos, el Consejo Económico y Social de Castilla y León, asociaciones de vecinos y de mayores, y la Asociación Tren Salamanca. Era el domingo 21 de enero y de todo lo mucho que se pedía prácticamente no se ha conseguido nada. Los concentrados exigían la recuperación del cuarto Alvia a Madrid, la creación de una quinta frecuencia, el desarrollo del Corredor Atlántico, la sustitución del intercambiador de Medina del Campo, la recuperación del corredor ferroviario Ruta de la Plata y, de propina, un pacto de Estado por el Tren.
Publicidad
Al cabo de un año, solo se ha logrado recuperar el cuarto Alvia, pero tarde y de manera incompleta. Puente incumplió media docena de veces sus propios plazos para restaurar la cuarta frecuencia, y al final lo hizo solo para los días de diario.
Sánchez y Puente no han querido saber más de Salamanca. El primero está centrado en capear el temporal de la corrupción y el ministro está muy ocupado en reparar los destrozos tras la tragedia de Valencia.
Así que de Salamanca no se acuerdan para nada. Y la capacidad de las instituciones locales para canalizar el enfado de la ciudadanía se ha desinflado a medida que vamos comprobando la impermeabilidad del sanchismo a la presión popular. En el interior de La Moncloa no se oyen los gritos de angustia de una tierra marginada, y menos aún desde los cómodos asientos del Falcon. Al igual que ocurrió con los agricultores y ganaderos que protestaron con fuerza a primeros de año sin conseguir ser escuchados, la indignación por las deficientes comunicaciones con Madrid y Portugal se ha convertido en resignación.
Y eso a pesar de que los motivos para levantarse contra el maltrato del Ejecutivo socialcomunista siguen aflorando día tras día. El último ejemplo lo publicábamos ayer en LA GACETA con la noticia de que, una vez más, Salamanca capital queda fuera de las ayudas al patrimonio correspondientes al 2 % cultural. La ciudad Patrimonio de la Humanidad, reconocida en todo el mundo por su carácter monumental, no ha merecido ni un solo euro en las convocatorias del porcentaje de esas subvenciones que son, según reconoce el propio Gobierno, «la principal herramienta de la administración general del Estado para garantizar la conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico de España». Seis años lleva Sánchez en el poder y seis años que ha dejado en blanco el casillero correspondiente a la ciudad de Salamanca. En esta ocasión los Ministerios de Vivienda y Transportes repartían 80 millones, pero no han tenido a bien dedicar ni un euro para el proyecto de reconvertir el parque del Botánico en un museo permanente, como había solicitado el Ayuntamiento capitalino.
Publicidad
Continúa así la tradición instaurada por Rodríguez Zapatero, que no se acordó de Salamanca en los siete años que duró su calamitosa estancia en el gobierno, mientras que con Rajoy llegaron a Salamanca tres subvenciones para otros tantos proyectos, por valor de 900.000 euros.
Eso sí, la provincia no se ha ido de vacío. Sánchez ha otorgado 82.000 euros a La Alberca para reformar su teatro municipal. Pero claro, el Ayuntamiento de La Alberca es socialista. Qué casualidad.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.