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Con Trump nunca se sabe

El presidente de EEUU causa pavor en Europa por su política proteccionista pero también por su batalla ideológica contra lo 'woke'

Miércoles, 22 de enero 2025, 06:00

Con Trump nunca se sabe, pero lo que anuncia con su llegada no tiene buena pinta para Salamanca. Los empresarios de esta provincia que exportan a Estados Unidos estaban con el corazón encogido ante la toma posesión del nuevo presidente y tras escucharle los temores no han hecho sino agravarse.

Salamanca se juega esos 28 millones de euros que los norteamericanos nos compran cada año, que no es una cifra que anuncie catástrofe pero sí muy importante para no dar pasos atrás en una economía provincia que no anda sobrada de oportunidades.

El caso es que las empresas exportadoras se temían que el del Gran Flequillo proclamara su intención de subir entre un 10 % y un 20 % los aranceles a los productos salmantinos, pero en su discurso Trump nos dejó helados a todos con la amenaza de aplicar hasta un 100 % a todas las importaciones españolas, porque según el nuevo inquilino de la Casa Blanca, España forma parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a los que piensa declarar la guerra comercial. Nuestro país nunca ha estado en esa liga, y sí en la de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), donde nos reuníamos los súbditos de naciones de la Europa derrochadora (eso según los holandeses, belgas, alemanes y otros supuestos austeros).

Pero con Trump nunca se sabe. Quizás sea cierto eso que dice Pedro Sánchez de que somos el motor económico de la UE (no se lo cree ni él) y en esa condición acabamos de entrar en el poderoso club de los grandes que compiten con Estados Unidos por dominar la economía mundial.

En todo caso, no sería malo ir buscando alternativas al mercado norteamericano al que Salamanca envía esos 28 millones en carne fresca de cerdo, embutidos, wolframio, ruedas, vacunas, miel, queso y madera. El volumen es ciertamente pobre si lo comparamos con los 132 millones en productos químicos, metales y máquinas que nos venden los yanquis a nosotros. Así que en el caso de nuestra provincia, Trump no podrá quejarse de tener una balanza comercial deficitaria, sino más bien al revés. Las cifras invitarían a un mejor trato a Salamanca, pero tratándose del tipo del Gran Flequillo, nunca se sabe.

Aquí la política arancelaria de Donald da un poquito de miedo porque puede causar daños importantes, pero en Europa provoca pavor. Y no solo por el agujero económico que puede causar, sino porque Trump representa los valores contrarios a los que triunfan desde hace décadas en Bruselas y está dispuesto a luchar contra el ecologismo extremo, la cultura 'woke' y el resto de artefactos ideológicos de la izquierda socialista o socialdemócrata.

La irrupción en la escena política de este elefante en la cacharrería de las ideas pijiprogres puede provocar un desastre o, lo que resulta más probable, una corrección del tiro para que todos volvamos a la senda de la sensatez y la cordura, que no están ni en las ocurrencias radicales del republicano y sus asesores tecnológicos ni en el radicalismo de personajes como Greta Thunberg o nuestra Teresa Ribera.

La UE de momento está paralizada, a la expectativa de por dónde saldrá Trump, y solo ha habido un presidente europeo que se ha declarado líder de la cruzada antitrumpista. Un hombre que se siente señalado por el destino para frenar al presidente de los Estados Unidos de América y a Elon Musk, Zuckerberg, Cook y compañía. Es un señor que vive rodeado de escándalos de corrupción y en su país no puede salir a la calle porque le abuchean y no le vitorean como al del Gran Flequillo. Parece una batalla perdida, pero con Trump nunca se sabe.

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