Los sindicatos mayoritarios en España no han encontrado ningún motivo para manifestarse contra el Gobierno en los siete años de mandato de Pedro Sánchez. Ni la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, ni el brutal encarecimiento de los alimentos y de la electricidad, ni las concesiones y privilegios otorgados a los nacionalistas, ni el deterioro del mercado laboral, ni el alarmante paro juvenil, ni el aumento de la pobreza en nuestro país les han provocado el menor gesto de censura.
Publicidad
Seguro que el hecho de que el Gobierno haya duplicado las subvenciones a UGT y CCOO no tiene nada que ver. No vayamos a ser malpensados. Para ser políticamente correctos, en la línea del pensamiento 'woke', debemos admitir que lo que une a las centrales sindicales con el sanchismo es su capacidad de diálogo, el haberles considerado únicos interlocutores a la hora de negociar la reducción de jornada o las subidas del salario mínimo interprofesional, dejando fuera a la CEOE. Por ese lado, es lógico que estén encantados con Pedro Sánchez y su ministra comunista de Trabajo.
Si los sindicatos están perfectamente alineados con las políticas del socialcomunismo, incluidas las decisiones que están acabando con la igualdad de los españoles (se manifestaron junto a las principales entidades nacionalistas a favor de los golpistas catalanes y no les provoca ni un ligero cosquilleo la rotura de la caja única de la Seguridad Social con el «cupo catalán») no tendría ningún sentido que organizaran protestas frente a La Moncloa. En todo caso, están para ayudar a apuntalar a Sánchez en el poder, como hizo UGT reuniéndose con el fugado Puigdemont en Waterloo.
Hasta ahí podemos entender a las organizaciones lideradas por Pepe Álvarez y Unai Sordo. Lo que ya rebasa nuestra capacidad de comprensión es que se vayan a manifestar contra la oposición, contra el PP de Feijóo que ni pincha ni corta en las políticas sociales, laborales y económicas que padecemos (o disfrutamos, según quién las valore) en nuestro país. Pero justamente es lo que van a hacer hoy domingo, con la excusa de que los populares anunciaron su voto contrario al decreto ómnibus que incluía la subida de las pensiones y a pesar de que el PP haya confirmado después su voto a favor del decreto troceado y con la subida de pensiones incluida. Si Álvarez y Sordo andan escasos de asesores, podríamos sugerirles un lema para las concentraciones, algo así como «¡Qué mal gobierna Feijóo en España!». Mucho mejor que ese 'A la calle. Con los derechos de la gente no se juega' elegido para la protesta y que no se sabe muy bien contra quién va.
Los líderes de los dos sindicatos en Salamanca anunciaron el viernes que cancelaban el acto previsto en esta capital y que se irían todos a Valladolid, sede de la Junta, para que los políticos les oigan mejor (se ve que Pucela tiene más eco). Según indicaron Marcelino Muñoz y José Antonio Gallego, el objetivo es «que los partidos políticos de la derecha y extrema derecha dejen de jugar con los trabajadores y trabajadoras». Desde luego, la Junta ha dejado de jugar en cuanto se han ido los consejeros de Vox, pero parece que les da igual. También se quejaron los secretarios provinciales «de quienes afirman que no hay financiación ni sostenibilidad para las pensiones y luego la Casa Real, el Ejército o la Iglesia sí son sostenibles». Pues sí, tan sostenibles como los más de mil asesores del Gobierno de Sánchez, como los seiscientos viajes en Falcon del inquilino de La Moncloa, como los 500 millones para la televisión sanchista o como los 15.000 millones de deuda que le van a perdonar a Cataluña. Pero eso no lo hace la derecha y por tanto no importa.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.