Hacienda aprieta la tuerca

Ayer arrancó la campaña de declaraciones de la renta sobre el ejercicio de 2024 y toca desnudarse ante el Ministerio de María Jesús Montero, médico de profesión y por tanto especializada en sacarnos un riñón y el hígado si puede.

La insaciable voracidad de la Hacienda sanchista extraerá este año de los bolsillos de los salmantinos cuatro millones de euros más que el pasado. La campaña del IRPF sigue la línea de estos siete años de Gobierno socialcomunista, en los que cada ejercicio bate el récord de recaudación del anterior. Es la consecuencia de la filosofía de esta izquierda populista que padecemos, basada en la máxima de que el dinero está mejor en sus bolsillos que en los nuestros, porque nosotros, pobres ciudadanos, no sabemos lo que nos conviene y ellos, en su excelsa erudición, están mejor capacitados para elegir el destino de nuestros dineros.

Esto de la declaración de la renta provoca a veces un autoengaño teñido de cierta euforia. Tendemos a creer que la Agencia Tributaria nos hace un favor cuando nos devuelve un dinerillo, que este año se cifra en el entorno de los cien millones de euros para el conjunto de los contribuyentes salmantinos. En realidad, no hay motivo para la satisfacción, porque esos euros que aparecen a nuestro favor al final de la declaración son euros que nos han retenido de más durante el año y que el Ministerio de Hacienda ha podido gestionar a su antojo durante doce meses. Nos los devuelven sin intereses y nos pensamos que nos están haciendo un favor, o peor aún, celebramos el ingreso como una fiesta.

Pueden parecer muchos los 100 millones en declaraciones negativas, pero es que las positivas, las que salen a pagar, suman 113 millones, y la diferencia marca esos cuatro millones de subida de la presión fiscal 'residual'. Y es residual porque ahí no se tienen en cuenta las más de cien subidas de impuestos que nos ha aplicado el Ejecutivo sanchista desde su llegada al poder, un dineral en impuestos que está pagado conforme a la legislación vigente y que por tanto no vamos a volver a ver.

En tiempos de Mariano Rajoy el ministro Montoro se quedaba con unos quinientos millones de euros de los salmantinos. Ahora con Marisú Montero, andamos por los setecientos millones. Son doscientos millones más recaudados en la provincia y que deberían servir para poner a Salamanca como los chorros del loro. Pero no es así, sino más bien al contrario. Aquí todo lo que corresponde al Gobierno central sigue parado u olvidado. La inversión de los ministerios en la provincia está en torno a los sesenta millones anuales sobre el papel, pero cuando se mira la ejecución, se queda en la mitad.

¿Dónde va el resto de esos doscientos millones que nos están esquilmando a mayores? Pues nadie lo sabe con certeza, pero podemos aventurar que están sirviendo para el pago de los compromisos de Sánchez con esos amigotes golpistas, separatistas y proetarras que le mantienen en La Moncloa.

Desde luego, a mejorar la vía férrea a Madrid no se destina esa millonada. Por más que lo pidan con razón los senadores del PP, este Gobierno no tiene ninguna intención de acondicionar la vía desde Ávila a la capital de España, cuyas malas condiciones son uno de los motivos por los que los MD tardan más que un burro cojo en hacer el trayecto. Y no es broma: hay varios trayectos en los que el mal estado de las vías impide a los trenes circular a más de treinta kilómetros por hora.

Este Gobierno es tan rápido y eficaz a la hora de recaudar como lento y e inútil a la hora de invertir.