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Los desheredados de Sánchez

Con o sin presupuestos del Estado, los salmantinos seguiremos siendo los desheredados por el Gobierno sanchista

Domingo, 19 de enero 2025, 06:00

Se me está poniendo cara de Puigdemont. Por muy sorprendente que parezca, coincido al cien por cien con una de sus afirmaciones más sonadas de los últimos días. «No confío en Pedro Sánchez», ha declarado el prófugo del maletero. Y a mí, como a muchos millones de españoles, me pasa lo mismo, solo que en mi caso la desconfianza no me ha asaltado ahora de repente, como un rayo caído del cielo, sino que la sufro con resignación desde hace unos cuantos años. Para ser exactos, desde el mismo día que decidió pactar y hacer depender su Gobierno de los enemigos de España, de aquellos que trabajan sin descanso para destruirla.

Digamos que ahí se nos cayeron los palos del sombrajo a quienes teníamos la esperanza de disfrutar de un Ejecutivo de la nación que trabajara para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Y al poco tiempo la amnistía a los golpistas nos confirmó las peores sospechas: estamos ante un personaje capaz de todo con tal de permanecer en el poder, y en ese objetivo no le frenan ni la Constitución, ni las instituciones, ni los usos democráticos.

Así que Puigdemont ha perdido de repente la fe en el trilero Sánchez y ha llegado a la conclusión de que no le conviene apoyar los Presupuestos del Estado para 2025 y sus siete diputados no votarán a favor de ninguna otra ley que se le ocurra presentar en el Congreso. He leído por ahí que el fugitivo de Waterloo se ha fijado como meta el desgobierno y no me parece ni bien ni mal, solo tengo claro que llega tarde, porque el desgobierno lo tiene Sánchez bien amarrado y con la inacción y el caos convive mejor incluso que con su amada Begoña, la buscafondos.

Reconozco que ante esta situación de desgobierno me invade una sensación ambigua: por un lado, puede que sea mucho mejor que el sanchismo no gobierne, porque así hace menos daño; y por otro, parece suicida tener un Ejecutivo paralizado e incapaz de hacer frente a las necesidades más perentorias de los ciudadanos.

Lo de prorrogar los presupuestos por segundo año puede perjudicar a los indeseables socios del Gobierno, a los que el del Falcon tendrá más dificultades para colmar de prebendas y regalías como viene haciendo desde que aterrizó en La Moncloa, y eso es bueno para todos aquellos que no vivimos en los territorios privilegiados gracias a tener mandatarios separatistas.

En Salamanca, de hecho, no se va a notar en absoluto, porque los grandes proyectos de inversión no se verán afectados. Sánchez y sus ministros van a destinar a esta provincia lo mismo que en ejercicios anteriores, es decir, nada de nada.

En LA GACETA ofrecemos hoy una amplia información sobre las importantes obras que el Gobierno socialcomunista va aplazando año tras año sin el menor remordimiento. Llevan dos ejercicios seguidos prometiendo comenzar las obras de la reforma del edificio de la Audiencia Provincial y no se ha hecho nada. La electrificación de la línea férrea hasta Fuentes de Oñoro avanza a su ritmo, que es el de un tren burra parado. La conexión de las autovías de La Plata y de Castilla en la rotonda de Buenos Aires continúa atascada, como el tráfico en la zona, y de la construcción de la tercera sede del Centro Documental de la Memoria Histórica o la Casa de la Ciencia en la de María La Brava no hay ni proyecto ni memoria, ni por las buenas, ni por las malas, ni por las bravas.

No confiamos en Sánchez ni confiamos en que sus representantes en la tierra salmantina, liderados por el secretario provincial David Serrada, puedan influir lo más mínimo en la defensa de esta tierra. Con son sin presupuestos, somos los desheredados del sanchismo.

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