Que no cunda el pánico

¿Hay motivos para el pánico por los aranceles de Trump? Es verdad que la guerra comercial desatada por el presidente norteamericano ha empezado con un bombardeo generalizado y que las bolsas de medio mundo, sobre todo la española, han sido las primeras víctimas colaterales del «arancelazo», pero en estos momentos conviene mantener la cabeza fría y no dejarse llevar por el miedo. El primer efecto del miedo es la parálisis y frente a la andanada del pelirrojo/peligroso hay que reaccionar con nervios de acero.

El camino lo señaló con acierto la consejera de Agricultura de la Junta en el Foro de LA GACETA celebrado el pasado viernes. «Ahora es el momento de una diplomacia eficaz sin posturas desafiantes, ni silencios cómplices, es el momento de estar alerta y de que la Unión Europea dé una respuesta firme, pero también inteligente», apuntó María González. Al mismo tiempo señalaba la conveniencia de esperar a ver cómo se plasman las medidas de Trump, porque ya estamos acostumbrados a que cambie de opinión de un día para otro (¿a quién se parecerá?) y nada hay seguro cuando se trata del presidente de los Estados Unidos.

Ya estamos acostumbrados a que cada pocos años nos sacuda un acontecimiento que amenaza con destrozar nuestro modo de vida, con cambiarlo todo para mal. Pasó con la crisis financiera de 2008, con la pandemia en 2020 y con la guerra de Ucrania hace tres años. A todos esos peligros hemos sobrevivido con cierta dignidad. No hemos salido más fuertes (eso solo lo piensan o lo dicen los demagogos de pacotilla) pero aquí seguimos, mal que bien.

La descarga arancelaria del pelirrojo/peligroso afectará a unos más que a otros. Y en Salamanca no seremos de los peor parados. Son alrededor de 30 millones de euros los que la provincia exporta a los USA y hay sectores importantes como el wolframio, las vacunas y los reactivos que podrían librarse de las nuevas tasas. En total el sobrecoste por ese 20 % que Trump ha anunciado para toda la Unión Europea supondría un castigo de 3,4 millones en las exportaciones salmantinas. En conjunto no parece dramático, aunque el daño para el sector cárnico y los neumáticos puede ser importante.

La consejera González se agarró a la posibilidad cierta de que las empresas puedan abrir nuevos mercados donde vender lo que no entre en Estados Unidos, sobre todo cuando se trata de mercancías de alta calidad, pero también es verdad que encontrar nuevas vías de exportación no se consigue de la noche a la mañana. Ahí harán falta apoyo y ayudas. Lo más eficaz sería bajar impuestos a los afectados y eliminar trabas burocráticas a la exportación, pero ya sabemos que el Gobierno de Pedro Sánchez no va por ese camino, sino por el que más le gusta, que es repartir miles de millones de todos los españoles para que luego le demos las gracias. Ya lo hizo con los fondos llegados de Europa para la recuperación tras la pandemia, y volverá a hacerlo ahora con la excusa de aumentar el gasto en defensa y socorrer a los afectados por el «arancelazo».

En este tipo de crisis Sánchez se encuentra en su salsa. Tiene la excusa perfecta para gobernar por decreto, expoliar por decreto y repartir a conveniencia: más para los suyos, que son los enemigos declarados de España. La austeridad no va con él.

Así que no pensemos que esta vez va a ser diferente y que va a pactar con Alberto Núñez Feijóo una senda clara y eficaz para defender a España, porque es pescador de río revuelto y en las situaciones excepcionales se siente como pez en el agua. Tendremos más impuestos, más déficit, más deuda y más ruina. Lo de menos van a ser los aranceles.