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DE CALLE

El arte de ocultar la verdad

Los de Podemos imitan en esto al Gobierno sanchista, incapaz de informar ni reconocer su proyecto de centro de inmigrantes

Domingo, 23 de febrero 2025, 08:12

Ione Belarra, la jefa de Acosemos (perdón, Podemos) es una maestra en el arte de la ocultación, tan hábilmente practicado por los prebostes del sanchismo, tanto del lado socialista como del comunista. Un arte que consiste en hacernos comulgar con ruedas de molino, cuanto más gruesas mejor.

Dice la acosemita (perdón, podemita) que no han ocultado los supuestos abusos de su otrora amado dirigente, Juan Carlos Monedero. «Nosotras hemos dado la máxima prioridad, las víctimas nos pidieron anonimato y discreción y que se le apartara de las actividades públicas del partido y se hizo inmediatamente desde el momento en que tuvimos conocimiento de las denuncias», aseguró el pasado viernes. Vamos, que la nueva doctrina del feminismo 'woke' en su versión hispano-bolivariana consiste no en denunciar al acosador, tanto pública como judicialmente, sino en permitir que se vaya de rositas a seguir manoseando a otras mujeres. La decisión de ocultar las denuncias, dicen, no era para proteger al partido, como todos sospechamos, sino para proteger a las víctimas. Qué cosas. Para eso hubiera bastado con no hacer público el nombre de las jóvenes acosadas, pero se ve que no se les ocurrió.

Monedero, el asesor del dictador Maduro en Venezuela, desmiente el acoso que han denunciado las estudiantes y por el que le ha abierto expediente la Universidad Complutense y los casos que fueron denunciados en su día en Podemos y que la formación liderada en la sombra por Pablo Iglesias tapó con un velo de silencio. Monedero era de los del «hermana, yo sí te creo» pero cuando las acusaciones de varias mujeres apuntan a su persona, resulta que ha perdido la fe.

A la vuelta de unos pocos años nos hemos dado cuenta de la falsedad del feminismo de Podemos. Era solo una imagen de marca hacia fuera, porque dentro del partido reina el sobeteo y las braguetas se abren a la menor ocasión. Con el tiempo hemos descubierto que también era mentira lo de la lucha contra la casta, porque enseguida se han sumado al lujo con sus casoplones, sus sueldazos, sus coches con chófer y sus asistentas pagadas con el dinero de todos los españoles.

En lo que sí iban en serio, y eso no lo vimos venir al principio, es en su propósito de acabar con la democracia para instaurar un régimen a imagen y semejanza de las dictaduras bolivarianas o musulmanas, de donde beben y con cuyos dineros medran los monederos y los iglesias de turno. En ese empeño por acabar con la democracia que todos los españoles nos dimos en 1978 siguen trabajando con denuedo, ayudados ahora por Pedro Sánchez en sus desviaciones hacia la autocracia.

Entre sanchistas y comunistas se da un afán de imitación de ida y vuelta. Porque esa capacidad para el cinismo más recalcitrante y el gusto por mentirle a la cara a los ciudadanos lo han tomado los podemitas del Gobierno sanchista, instalado siempre en el otro lado de la verdad.

Lo hemos visto en los últimos días en Salamanca, cuando ha venido el delegado del Gobierno en Castilla y León a tomarnos el pelo asegurando que no se conoce todavía el futuro uso de lo que todos sabemos será el centro de inmigrantes. No tienen la cortesía de informar ni la decencia de reconocer, como si tuvieran mala conciencia. Y no es que estemos en contra de aceptar nuestra cuota de solidaridad, pero debemos exigir que se el reparto sea justo y no queden territorios (Cataluña y País Vasco) exentos como pago por mantener a Sánchez en el poder. Que parece que solo se acuerdan de esta tierra a la hora de exigir solidaridad y se olvidan en cuanto se habla de inversiones.

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