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Es una pena pero ya se intuye en el horizonte. Se nos va a marchar Xavi Hernández del banquillo y si Dios no lo remedia nos dejará a todos a oscuras, completamente perdidos ante las grandes batallas que se nos puedan ir presentando a lo largo de los próximos meses, sin poder disfrutar una temporada más, de su enorme talento y sabiduría para servirnos la excusa perfecta ante cualquier derrota, por supuesto, siempre inmerecida. Y quien dice Xavi, dice cualquier capataz que tengamos ahí arriba con la careta de Xavi, intentando salvar nuestra autoestima de la ruina y la autodestrucción.
Me pregunto qué haremos cuando ya no esté con nosotros el defensor de las esencias del buen juego, el auténtico gurú de la única excelencia posible y no consigamos advertir que si algo falló en el prodigioso tiki-taka fue por una de esas injusticias máximas que él nos ha ido ayudando a denunciar: esos jueces comprados y perversos con los que fuimos tropezando en la vida, esos jardineros faltos de la más mínima diligencia que regaron tan mal o no cortaron a nuestro gusto el césped para que podamos deslizarnos con facilidad hacia nuestros objetivos o ese sol de cara que se cebó con nosotros cegándonos los ojos e impidiéndonos coronar con éxito el buen planteamiento diseñado por nuestros equipo técnico.
Siendo muy conscientes de que aunque no seamos los mejores, estábamos extraordinariamente dirigidos y con eso nos alcanzaba de sobra, va a ser difícil encontrar cada semana disculpas inéditas que nos eximan y puede que hasta tengamos que comenzar a ejercer la autocrítica, el peor castigo posible en un mundo tan dominado por las apariencias.
¿Qué será de nosotros sin el magisterio de Xavi en el banquillo cuando no nos salgan las cosas como es debido y vayamos perdiendo la identidad inculcada en nuestro ADN? ¿Por qué túnel sin salida acabaremos circulando cuando comiencen a torcerse tantos sueños como nos fijamos a principios de temporada y ni siquiera se nos permita salir a llorar ante ese ejército de inquisidores disparando sus impertinentes preguntas?
Xavi, por favor, no seas cabezota y ¡quédate! Como el aire para respirar, necesitamos seguir contando con alguien como tú para continuar creyendo en nuestros proyectos y alimentar nuestras causas. Anda, saca otra vez de la chistera la excusa más colosal y convence de una vez a quien tengas que convencer para seguir alumbrando el camino de nuestras esperanzas e ilusiones.
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