Al señor Feijóo, que se ha pasado los últimos meses como un lorito pidiendo la inmediata disolución de las Cortes y la urgentísima convocatoria de elecciones anticipadas, de pronto le viene fatal que Pedro Sánchez, le haya tomado la palabra. ¡Pedro Sánchez!
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Precisamente ese personaje que venía definiendo como un ser tan aferrado al poder que es capaz de las mayores perversidades con tal de alargar la legislatura hasta la podredumbre. «Vaya por Dios hombre», si yo lo decía en sentido figurado, le debe repetir cada noche sincerándose ante su mujer con la misma expresión viral que ejecutó Angels Barceló en la Ser tras el anuncio de elecciones generales.
Así de paradójico y contradictorio parece quien el PP ya nos presenta como el futuro presidente del Gobierno español bien sea por una mayoría absoluta cuando están crecidos, o bien aliándose con la extrema derecha de Vox, cuando le venga más a cuenta replegar ese adjetivo de moderado con el que se presentó en la política nacional minutos antes de que Ayuso le recondujera por la vereda más asilvestrada.
«El 23 de julio, -dice el supuesto futuro presidente español-, todos los españoles estaremos disfrutando de nuestras vacaciones», lo cual también resulta un pelín discordante o directamente chocante con ese otro relato terrible que nos venía vendiendo hasta la fecha el líder de la oposición de que Pedro Sánchez por su incompetencia manifiesta y absoluta había conseguido acabar por completo con el bienestar de todo el país.
¿Cómo es posible que estemos tan rematadamente mal, si como nos advierte el señor Feijóo todos estaremos disfrutando de unas felices vacaciones en primera línea de playa el próximo 23 de Julio?
¿De dónde habremos sacado toda esa pasta gansa que según él, el sanchismo nos ha ido extrayendo del bolsillo sin darnos cuenta a todos los españoles para poder estar tirados sobre una toalla embadurnándonos de crema entre chapuzón y chapuzón?
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Y añade iracundo: «Está clarísimo que Sánchez lo que pretende es que no vayamos a votar». ¿Pero en qué quedamos? ¿Cómo es posible que tengamos todos tantísimas ganas y necesidad de perder de vista de una vez a Sánchez pero al mismo tiempo nos cueste tantísimo trabajo hacer algo tan sencillo como acercarnos a una oficina de correos y solicitar el voto antes de irnos de vacaciones. ¿No nos estará el señor Feijóo llamando vagos, holgazanes y malos demócratas? ¿Verdad que no? Hasta ahí podríamos llegar.
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