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Desconozco exactamente los motivos, pero hace unos días retiraron de la calle Toro la escultura dedicada al gran Vicente del Bosque, el mejor entrenador español que ha parido madre, si nos atenemos a un dato tan objetivo como el de que es el único que ha ganado el más ansiado de los torneos futbolísticos que existen, un mundial.
Aunque del Bosque nunca ha ocultado ser progresista y de izquierdas y nuestra ciudad está gobernada por la derecha, la retirada no obedece a ningún tipo de represalia de esas que se gastan con demasiada frecuencia en el feo mundo de la política, sino que más bien a algún tipo de labores de mantenimiento.
Lo que sería fantástico es que aprovechando la circunstancia nuestras autoridades reflexionaran un poco y colocasen a Don Vicente en el lugar que originalmente era sensato. Un lugar en el que desde luego no chirriase tanto a paisanos y turistas como en su actual ubicación. Me refiero por su puesto al Barrio Garrido (podría ser a la entrada del campo de fútbol de Garrido). De paso también podría volverse a colocar en la Plaza del Liceo la escultura de Pablo Serrano «El pan y la cultura», reclamada por muchos salmantinos y mucho más acorde con el lugar y que fue retirada en su día.
¿Qué pinta Del Bosque en la Plaza del Liceo junto al Banco Santander, una farmacia y el Teatro Liceo? ¿Acaso se ganó su fama mundial como banquero, farmacéutico o director de artes escénicas? Natural que el día de la inauguración y siendo Del Bosque un hombre discreto, serio y educado se le viese un tanto cohibido.
Es curioso porque en todo momento nuestras autoridades han tenido cierto criterio a la hora de ubicar los monumentos. Fray Luis, que ejerció la docencia en nuestra Universidad se le colocó frente a la hermosa fachada de la misma. Unamuno o Martín Gaite frente a la casa donde vivieron (Bordadores y Plaza de Los Bandos). El poeta Adares en la Plaza del Corrillo, donde vendía sus poemas. A Farina se le colocó donde solía cantar desde pequeño, por los bares del barrio Chino.
Con Don Vicente, sin embargo, debió cruzársele el cable del populismo. Y mira que el entrenador salmantino se ha hartado de declarar en cualquier entrevista que él aprendió a jugar dando patadas al balón en las calles de Garrido. Me pregunto qué tendrán nuestras autoridades contra el Barrio Garrido.
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