Charlando con la IA

Como esta semana andaba realmente liado, abrí chat con la Inteligencia artificial y le pedí el favor de que me escribiera ella el presente artículo. Al fin y al cabo, -le dije en mensaje de audio- tú eres muy inteligente, o por lo menos presumes de ello, así que a estas alturas ya sabes muy bien lo que pienso de todos los que nos gobiernan desde la administración central a la local pasando por la autonómica. Y también sabes perfectamente de qué pie cojeo así que escríbeme algo con lo que me sienta muy identificado, que esté maravillosamente escrito y sobre todo bien razonado. Quiero que todo el mundo cuando me lea diga qué bien se expresa este señor y qué razón tiene en todo lo que dice. Da gusto leerlo.

Y ojo, le añadí por si las moscas, sin insultar a nadie y sin faltarle al respeto, a ver si vas a soltar alguna salvajada de esas que pienso de nuestros políticos actuales pero que solo digo en privado. Córtate un poco.

El caso es que la Inteligencia Artificial pareció bloquearse un instante pues tardó varios segundos en contestar. Mucho más de lo habitual cuando le pido información sobre cualquier asunto. Afortunadamente, al poco me escribió diciendo: «De acuerdo, sin que sirva de precedente voy a escribirte el artículo esta semana, pero ¿sobre qué quieres que escriba?»

Claro, ahí el que se quedó bloqueado fue un servidor. En realidad, no había tenido tiempo de pensar tampoco en el tema. Pero de pronto mi inteligencia humana comenzó a activarse y se me ocurrió la feliz idea de proponerle que escribiera sobre la Inteligencia Artificial, tan de moda. La IA me contestó enseguida diciendo: «Eso sí, te advierto que escribiré a favor. Te lo digo -añadía- porque claro, yo al ser una aplicación de la propia IA estoy completamente a favor de mí misma, aunque he notado que tú y toda tu generación tenéis muchos prejuicios con mi irrupción especialmente en el ámbito creativo en el que tu trabajas así que puede que me salga un artículo en contra de tus ideas e intereses».

Resumiendo, y en conclusión: al final y después de arduas discusiones con la Inteligencia Artificial, una semana más me ha tocado a mí escribir el artículo que ustedes están leyendo ya que la IA me estaba haciendo perder tanto tiempo discutiendo que en realidad yo mismo hubiera podido escribir hasta tres artículos. Pero qué curiosa es la vida.