Todos al tren

Aunque velar por el bienestar ciudadano y el adecuado equipamiento de los servicios debería ser una obligación pública, resulta muy loable que las instituciones se involucren —y nos involucren— en reclamar mejoras, no digamos corregir injusticias como la raquítica y tercermundista red ferroviaria que tenemos en Salamanca. Por ello, la concentración convocada para el domingo en la Plaza Mayor es todo un acierto, ya que no se puede esperar más para reclamar desde la calle unos servicios e infraestructuras mínimas.

Fue el Gobierno de Felipe González el que un mal día decidió borrar del mapa las redes ferroviarias del Oeste, incomunicándonos de Norte a Sur y de Este a Oeste, incomunicándonos con el mundo, pues recuerdo que las autovías que tenemos fueron puestas en marcha hace relativamente pocos años, sin contar que los salmantinos para ir a Madrid tenemos que pagar peaje desde Ávila. Un vergonzoso escándalo ante el que la población y nuestras instituciones hemos hecho gala del tradicional y desesperante conformismo castellano. En la escena sólo faltaría el cura ungiéndonos de esperanza ante el martirio: está de Dios, hijos.

Lo que nos ha hecho Madrid desde Felipe González —sin intenciones de corregir por parte de Aznar y Rajoy—, no tiene nombre y sí muy difícil solución por mucho que nos manifestemos a estas alturas, ya que reabrir las líneas Norte-Sur sería una inversión salvaje, y la de Barca d´Alva la han convertido en un caminito para paseantes después de que el ex presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, prometiera involucrarse para reabrir la maravillosa línea con Portugal no sé cuantas veces. Y Herrera, no lo olviden, gobernó hasta anteayer, que no hablo de los tiempos de los romanos en los que, por cierto, estábamos mejor comunicados.

Por lo tanto, también en esto soy pesimista, pues de entrada hablamos de poner alguna simple frecuencia más con Madrid, línea cuya situación es un insulto al ciudadano y un motivo más para una objeción fiscal generalizada. Salamanca-Madrid-Salamanca debería tener una franja amplísima en horarios y frecuencias, por no hablar de conexiones básicas diarias con París, Lisboa, Oporto, Navarra, País Vasco y Barcelona. Y de postre, reabrir la línea Salamanca-Zamora para poder conectar con el AVE a Galicia. Todos al tren sí, pero… ¿qué tren? Esa es la cuestión.